La candidatura imprescindible

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Política

#02 foto 1 autor¿Cuántas elecciones presidenciales –primarias, primera y segunda vuelta– lleva usted votando por el candidato cercano, pero a regañadientes, o simplemente ha votado nulo o se ha abstenido?

¿Tres, cuatro, siete?

Si le ha pasado, es porque usted y yo pertenecemos a ese grupo de chilenos que estamos dispuestos a trabajar –y lo venimos haciendo– por un mandatario que gestione el bien común rectamente entendido, por unas condiciones de vida cívica que sean dignas, por un futuro humanizado, algo mucho más de fondo que el desarrollo, la inclusión o la igualdad.

Por eso hace falta para las presidenciales del 2017 una candidatura que llene esos anhelos.

Pero, promover un candidato así, ¿no es una actitud divisionista? De ninguna manera, porque si se analizan las opciones de Piñera, Allamand, Lily Pérez o Velasco, por cierto cada una de ellas tiene unas particularidades que dividen en vez de congregar. Toda candidatura es divisionista, porque deja descontento a uno o más segmentos importantes de posibles partidarios. Justamente por eso existen las primarias y las primeras vueltas, En segunda, cada uno ve lo que hace.

Si el ofrecer alternativas similares es lo propio de las primarias y de las primeras vueltas, ¿la candidatura que promovemos, debe ir a primarias o a primera vuelta?

Sin duda alguna, a primera vuelta.

Saltarse las primarias es un requisito fundamental para distinguir bien una opción como la que se necesita; no sólo para diferenciarla de los conglomerados actuales, sino también del sistema partidista propio de las primarias.

Eso implicará, por cierto, que las dos personas que han manifestado –a diversos niveles– estar disponibles para una candidatura como la que comentamos –José Antonio Kast y Manuel José Ossandón– deberían abandonar sus actuales partidos en un momento muy próximo. Sería la única forma en que puedan demostrar su decisión de competir en primera vuelta, para unir las voluntades de numerosos candidatos a concejales y alcaldes, a Cores, diputados y senadores, que con el debido tiempo puedan hacer también la opción de su independencia y ser apoyados y apoyar a una candidatura en que confluyan conservadores y socialcristianos.

Puede que no sea la última oportunidad de intentarlo, pero no estamos muy lejos de esa situación.