¿Con que “repliegue”?

Alfredo Jocelyn-Holt | Sección: Educación, Política, Sociedad

#02 Foto 1Es ingenuo pensar que lo del “realismo sin renuncia” es un repliegue. El cambio ministerial tuvo mucho de “enroque”, de cambios “de posición”, no de abandono de convicciones o planes de largo aliento. En Educación es evidente, Eyzaguirre se fue a otro lado. Lo decía Gramsci: la verdadera guerra es la de posición, no la de simples maniobras, manotazos y ataques (a lo Quintana y su retroexcavadora, o a lo Atria y sus “por las buenas o por las malas”). Requiere de otros tiempos, de paciencia e inventiva. No, éste no es un repliegue, es la misma guerra por otros medios (una cuestión de estrategia, no de táctica).

Al igual que en el viejo parlamentarismo, la continuidad no está dada por ministros sujetos a una rotativa permanente sino por subsecretarios y  “equipos”. De hecho, en el Mineduc, en esta vuelta, “Educación 2020” (¿ONG, movimiento, lobistas por una línea educacional determinada?) sale reforzada. Además de Valentina Quiroga se suma Adriana Delpiano, ambas del conglomerado. Sigue también Francisco Martínez, adalid de los “cambios desde abajo”. “Plus ça change, plus c’est la même chose”.

Subrayo “2020” porque ellos mismos han sentado sus lanzas y marcado territorio sin vergüenzas en reconocerlo. Diego Vela, ex NAU, también Revolución Democrática y ahora desde “2020” (tantos cambios de casa en alguien tan precoz), anunciaba la semana pasada que el trabajo está hecho: “Que quede registrado en la memoria: fue en junio cuando rompimos los candados” a propósito de la derogación del DFL-2. Lo cual, ahora, Delpiano, alguna vez MAPU y de la CORA, ratifica; la semana pasada anunció que para acceder a gratuidad va a tener que asegurarse la participación de estudiantes en el gobierno de la universidad. Sí o sí (el zigzagueante de Eyzaguirre ya se fue). Con estas medidas, agrega un afiche de “2020”, “se abren los candados que antes prohibieron una mayor democracia en la educación superior… Instituciones de educación superior más participativas y democráticas también son educación de calidad”. Lo último es de antología.

El principal objetivo del gobierno de la Nueva Mayoría se ha logrado a pesar del costo social y económico generado. El estancamiento de la productividad, la paralización de instituciones claves (universidades), y la falta creciente de seguridad se han vuelto notorios. Es que no importa el desgaste. De eso se trata, apuntaba Gramsci: destruir el consenso social predominante, degenerar, descomponer la vieja institucionalidad, a fin de asentar una nueva hegemonía en su lugar,  marcando la agenda de discusión, apoderándose de espacios e instituciones, conquistando el poder cultural, operando desde donde sea y como sea, desde el Estado o desde territorios  “enemigos”, promoviendo así el cambio de conciencias, empoderando, posicionándose orgánicamente. Ese es el “quintacolumnismo” en que han estado afanados desde hace tiempo.

No han asaltado el poder, se han estado haciendo de él con disimulo. Mirado así el asunto, es “sin renuncia”. Seamos realistas.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Tercera.