Responsabilidad
Rodrigo Pablo P. | Sección: Familia, Política, Sociedad, Vida
Sin duda el materialismo e individualismo son los peores males de nuestra sociedad. Ellos han destruido nuestro concepto de bien común y de familia; han minado nuestra confianza en los demás y en las instituciones; nos han puesto en una senda de progreso que se aleja del hombre poniendo en segundo lugar a la persona y en el primero a la producción. En síntesis le han quitado el sentido a nuestras vidas y nos han reducido a ser solo un poco más que bueyes de carga.
Esto se da en un contexto en que el avance de las comunicaciones y el abaratamiento de los medios de viaje nos permiten conocer distintos lugares del mundo y ver distintas realidades lejanas.
Sin embargo, de nada sirve, solo vemos lo que queremos ver. Así muchos chilenos viajan sin mayores inconvenientes al sudeste asiático, gastando miles de dólares, mientras a pocas cuadras de sus hogares puede vivir alguien que no obtenga lo suficiente para educar a sus hijos o para proveerse de un tratamiento médico que necesita con urgencia.
Además de esta indiferencia con los propios, está la con los locales de los países que visitan. Llegan a países donde la explotación de mujeres y niños como esclavos sexuales está a la orden del día; que son gobernados por terribles dictaduras que explotan a su población; frecuentan hoteles que resultan ser sumamente baratos porque quienes trabajan ahí reciben sueldos miserables. Sin embargo, les da exactamente lo mismo.
Es más, muchas veces se disfruta de las diversiones producidas a base de la explotación de la población local; ahí encontramos los ping pong shows y toda otra clase de cosas que ahora son vistas como un must.
Se ha olvidado que lo que se tiene se tiene por algo y para algo; que los bienes propios, si bien son para el gozo y la superación de sus dueños, deben emplearse de acuerdo con la razón y de modo ético. De otro lado, y para empeorar el asunto, se ha dejado de pensar; y nadie se pregunta si que estas cosas pasen está bien o mal, ni por nuestro destino como humanidad ni como personas.
Como causa y efecto de lo anterior, notamos que pocos se informan y quienes lo hacen mayoritariamente leen lo relacionado con el deporte o el espectáculo. También nos podemos percatar, de que siguiendo estos parámetros, los políticos buscan complacer a su “público” y se comportan más como gente de la farándula que como los dirigentes de una nación.
Así no es de extrañar el alto porcentaje de abstención electoral, ni la crisis política que cruza occidente.
¿Qué pasa? Tanto se celebra la democracia, para no utilizarla y no comprender que el gobierno de todos implica la responsabilidad de todos ¿A quién puede sorprender que cuando no se sienta responsabilidad por nada tampoco se tenga derecho a nada? Así se pierde la propiedad, la libertad e incluso la vida.
Nuestra irresponsabilidad para con nuestros prójimos y nuestra sociedad nos está costando cara. Esto no se trata de predecir una fatalidad, sino que de constatar una.
Algunos ejemplos de lo que vivimos son: venimos saliendo de una crisis financiera mundial ocasionada por la codicia; el mundo es amenazado por el ISIS sin que ninguna de las naciones que podría hacer algo haga nada y sin que ninguna nación pequeña, como la nuestra, haga lo que podría hacer (¿por qué no ofrecemos refugio a los perseguidos en medio oriente?); los problemas de contaminación amenazan comunidades enteras; en el sur del país el “conflicto mapuche” ya ha comenzado a costar vidas, y suma y sigue.
Tomemos en serio nuestra responsabilidad cambiemos nuestras mentalidades, vidas y de paso al mundo.




