Libertad de expresión, ¿derecho absoluto?

Kristoffer Verbeken | Sección: Política, Religión, Sociedad

#05-foto-1El terrible atentado terrorista en París puso en la discusión pública un tema que no ha sido tratado con debida profundidad.

Primeramente, hago especial énfasis en el carácter terrorista y punible del atentado, que a la luz de cualquier civilización, cultura o religión, incluyendo la musulmana, debe ser condenado y sancionado. Aclarado esto, llama la atención que pocos hayan analizado el contenido de las publicaciones de Charlie Hebdo en lo que dice relación con caricaturas que son evidentemente ofensivas para quienes profesan el Islam, y que lleva a discutir respecto del alcance del derecho de libertad de expresión.

Es cierto que este es pilar fundamental de una sociedad justa, y como el mismo gobernante francés señaló: “La libertad siempre será más fuerte que la barbarie”. Pero la libertad de expresión no es un derecho absoluto, y como muchos se agota o limita cuando se afectan otros derechos del mismo carácter. La dignidad de las personas es un derecho tan fundamental como la libertad de expresión y el segundo no está por sobre el primero. Así, cuando una publicación ofende con intención una religión, se comete un acto injusto.

Leyendo parte de las publicaciones de Charlie Hebdo, particularmente ciertas caricaturizaciones del profeta Mahoma, me parece claro que parte de ellas son abiertamente ofensivas hacia las personas que profesan el Islam, y es claro que la ofensa de un profeta o de un Dios es para los respectivos creyentes una ofensa a su dignidad, lo que es, incluso, más reprochable que la ofensa a una persona particular, en tanto con lo primero se afecta en forma colectiva la dignidad de un gran grupo de personas. En este caso, de más de mil millones de seres humanos que profesan el Islam.

Si la libertad de expresión incluye la posibilidad de burlarse de una religión, cualquiera que esta sea, debemos entonces incluir el derecho a la burla de personas con diversa orientación sexual, razas, culturas y un largo etcétera.

Me llama la atención el escaso nivel de análisis y discusión pública sobre este punto, quizá por lo estremecedor del atentado, respecto del cual, insisto, no hay justificación alguna, o bien por una errada comprensión del derecho de expresarse libremente.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio de Santiago.