El ser humano ecológico, ¿siguiente paso de la ingeniería genética?

Juan Francisco Jiménez Jacinto | Sección: Sociedad, Vida

#11-foto-1 El cambio climático es una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad. Sin embargo, a medida que aumenta lo que está en juego, se proponen diferentes soluciones. Una de ellas es que el hombre se convierta en un ser más respetuoso con el medio que le rodea, pero ¿y si en lugar de tratar de arreglar el mundo lo intentamos con nosotros mismos?

Imaginemos que en lugar de cambiar nuestros hábitos de vida consideráramos la posibilidad de cambiarnos fisiológicamente a nosotros mismos para que automáticamente fuéramos biológicamente más ecológicos con el medio ambiente. ¿Y cómo podríamos crear a un ser humano que interactuara de esta forma con su hábitat? Pues, por ejemplo, induciendo artificialmente una intolerancia a la carne roja al estimular el sistema inmunológico contra las proteínas bovinas comunes y evitar así la expansión de la industria cárnica, altamente agresiva con el medio ambiente. Pero también podríamos reducir el tamaño de nuestra huella ambiental al reducir el tamaño de nuestra huella física, por ejemplo una reducción de altura de 15 cm significaría una reducción de masa de alrededor del 25 %, eso es una cuarta parte menos de ti que tiene que ser transportado, alimentado e hidratado. Además, ser bajo tiene otros beneficios: las personas más pequeñas tienden a vivir más tiempo, y caben mejor en los aviones. Pero hay más: ¿qué pasaría si los ojos humanos pudiesen ser modificados para ver mejor con poca luz, y así reducir las facturas de luz? ¿Y si pudiésemos cubrir nuestra piel de clorofila para obtener energía del Sol? ¿O entrar en hibernación en invierno en lugar de quemar carbón para calentar nuestros hogares?

Pues ahora dejemos de imaginar porque estas propuestas no son ciencia ficción, son propuestas de Matthew Liao, director del Programa de Bioética de la Universidad de Nueva York, y sus colegas, que justifica sus propuestas porque “intentamos pensar fuera de la norma«.

Según recoge la BBC, Liao considera que esas propuestas serían posibles gracias a la ingeniería humana: la modificación biomédica de los seres humanos a través de la genética para reducir su impacto en el medio ambiente. Liao y su equipo sugieren que al cambiar nuestra biología, por ejemplo al alterar nuestro tamaño o dieta, podríamos crear seres humanos más ecológicos.

Esta tendencia, que parece inverosímil, ya ha tenido antecedentes en la medida que la ciencia lo ha hecho posible. Por ejemplo, la política de «un hijo» implementada en 1979 en China era una forma de ingeniería humana que utilizaba el aborto si no era cumplida. También los nazis sucumbieron a la tentación de jugar a ser Dios al desarrollar su programa ‘Aktion T4’, un programa que esterilizaba a las personas con ‘taras’ físicas o psicológicas, por un lado, y que eliminaba a los seres humanos que se consideraba que podían contaminar la raza aria.

Aunque estos investigadores no plantean que nos embarquemos en un programa a escala mundial de modificación invasiva de seres humanos, están sugiriendo el siguiente paso hacia donde debería dirigirse la humanidad. «No estamos sugiriendo que hagamos obligatorias estas ideas, pero sería bueno que se ofrecieran como opciones a la gente”, dice Liao.

Este investigador recuerda que “el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la ganadería”, por lo que, a su juicio “si comiésemos menos carne se podría reducir en gran medida el impacto ambiental”. De ese modo, Liao propone que se induzca artificialmente “una intolerancia a la carne roja al estimular el sistema inmunológico contra las proteínas bovinas comunes”.

Las propuestas de este grupo de científicos se plantean otras medidas. Por ejemplo, piensan que «una reducción de altura de 15 cm significaría una reducción de masa de alrededor del 25 %» y eso comportaría un cuerpo que necesita menos recursos. Aunque Liao admite que “hay un estigma social contra ser bajo”, comenta que “también tiene beneficios” como por ejemplo “vivir más tiempo” o “caber mejor en los aviones”.

El director del Programa de Bioética de la Universidad de Nueva York cree que una vez que empiezas por este camino, la imaginación te puede llevar hasta donde alcance tu imaginación: ojos de visión nocturna, pieles humanas que hacen la fotosíntesis o cuerpos que hibernan en invierno.

Liao afirma que, en algunos aspectos, la ingeniería humana ya está teniendo lugar. Hay mucha gente que está optando por modificar su cuerpo, aunque por otras razones: para verse más atractivo mediante cirugía plástica, por ejemplo.

«Muchas de las cosas de las que estamos hablando ya se están haciendo en la sociedad, no es tan radical como pensamos. Aunque estas cosas no se están haciendo en el contexto del cambio climático. Creo que si diera esta opción a la gente, algunos estarán dispuestos a adoptarla”.

#11-foto-2La ingeniería genética es un riesgo para el hombre, la tentación de refundarse a sí mismo y perfeccionarse a través de la manipulación de sus genes. Detrás de las propuestas de Liao y su equipo –que pueden parecer una broma– hay un problema real que ya han planteado películas futuristas como Gattaca o La Isla. Además, hay una realidad inherente a este pensamiento, la manipulación genética es mucho más cara que la reproducción natural y, por lo tanto, la manipulación genética siempre quedará en manos de las élites. Es decir, que a las diferencias económicas crecientes habría que sumarle la diferencia genética de un ser modificado para mejorar sus condiciones de vida.

Es por eso que ciertas propuestas que pueden parecer de ciencia ficción deben ser consideradas como parte de una campaña para normalizar este tipo de posibilidades que, sin embargo, abocan al ser humano a un futuro incierto de difícil previsión.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Forum Libertas, www.forumlibertas.com.