La geografía: estudio principal

Vittorio di Girólamo | Sección: Educación, Sociedad

#03-foto-1El profesor del instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile (es, o era, nombrada con el sinónimo de PUC), Abraham Paulsen, con su carta “Horas de Geografía” publicada en la página 2 del Diario “El Mercurio” del día 18 VII pasado, informa que: “La actual administración presentó una nueva propuesta, que simplemente, barrió con la Geografía”.

En la página 3 del Diario del mismo día, Cristián Warnken, con su columna titulada “La matriz rota”, afirma: “Valparaíso nació y se desarrolló entre dos azares. Primero: el azar poético de su arquitectura espontánea y popular, que ha sorteado quebradas y los azotes del viento y la pobreza, para levantarse como anfiteatro armonioso, en que todos se respetan la vista mutuamente, en un ejemplo de cortesía y culturas urbanas únicas”.

Warnken concluye su reflexión comparando estos porteños, que yo llamaría “arquitectos” y “geógrafos” (sin títulos universitarios lamentablemente) con los megapoderes del negocio inmobiliario, los gigantes soberbios e ignorantes. Aclaro aquí: “Sortear quebradas y azotes del viento”, querer cumplir el destino del lugar como “anfiteatro” que dona a todos la contemplación de océanos, es el fin verdadero de hacer la ciudad marítima.

Estoy escribiendo estas primeras notas cuando ha transcurrido más de un mes desde la publicación de las dos cartas. ¿Por qué tan tarde? Quería saber si alguna autoridad Eminentísima del Olimpo Universitario, o del Imperio Político Nacional, cumpliría con comentar las visiones trágicas del profesor Paulsen y del escritor Warnken. Sí; trágicas. Y realistas.

Como de costumbre las autoridades eminentísimas callan. Demuestran su inteligencia definiendo “las realidades trágicas”, llamadas así por los que sufren, como el lamento repetido, aburrido; e inconcluso, exageradamente pseudopoético.

Desde hace unos años, el brillo, no resplandor, de aquello que no pocos académicos y políticos eminentísimos definen como negocio, es, en verdad, el cáncer anidado en la capacidad del pensar profundo, sereno, que sabe reconocer lo que es más justo, más bello, más verdadero. (Negocio, del latín: “NEG-OTIUM” = NO-OCIO; pero el ocio como situación perfecta para poder distinguir, elegir, gozar el BIEN superior).

Veo sobre mi escritorio la Biblia. Abro el Libro. Leo el texto del Génesis. Vuelvo a imaginar el origen de lo existente. Dios creó primero el espacio cósmico, con estrellas, Sol, Luna. Después hizo nuestro mundo natural, con fauna y flora. Y finalmente, sigo resumiendo, nos hizo a nosotros, ordenándonos dominar los recursos que confirman el ambiente (Dominar, del verbo latino “dominari”= “domus”, hogar, y “Dominus”, señor que cuida del hogar”)

Otro texto bíblico dice que Dios creó “jugando” en todo tiempo, y que después nos donó lo creado para que juguemos también nosotros, imitándolo.
#03-foto-2Señores Eminentísimos del Olimpo Universitario y del Imperio Político: ¿Se dan cuenta? Lo primero que un niño debe saber es el lugar donde él, y toda la humanidad, viven. Lugar que es la delgada cáscara habitable de la pequeña esfera llamada Planeta. Su fantasía se encuentra con la “Geografía”, originándose los viajes mentales a lugares donde vivir las aventuras más deseadas.

Estados Unidos enviará pronto astronautas a Marte, calculando el viaje de ida en dos meses, el de vuelta a la Tierra en dos meses también, y la permanencia de dos meses más. Será, ciertamente, un triunfo tecnológico. Pero un bosque, una planta con sus flores, son la realidad más hermosa, más misteriosa y significativa que toda la superficie esférica de Marte. Un astronauta norteamericano acaba de confesar que caminando sobre el suelo lunar le pareció feísimo el lugar que pisaba, y terrible el espacio negro que lo envolvía. Rezo que muchos maestros enseñen a sus discípulos la Geografía de nuestro hogar cósmico, que lo amen, lo protejan como su labor principal.

¿Entienden Señores Eminentísimos?

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Chile B, www.chileb.cl.