Y entonces… ¿a quiénes representan?

Carol Cardinali | Sección: Política, Sociedad

Durante los años de gobierno de Sebastián Piñera, muchas veces he escuchado decir: “es que la derecha….”, “es que este gobierno de derecha….”, “no se hizo porque la derecha…”, “la derecha tiene la culpa”, y otras expresiones similares para tratar de explicar la apatía, indolencia o inactividad de los gobiernos anteriores.

Hace unos días, iba caminando por calle Compañía y me encuentro con unas señoras que detienen a un grupo de Senadores de oposición, entre los cuales se encontraba don Guido Girardi. Comenzaron a pedirles explicaciones por lo que estaba pasando en el país, y de por qué no dejaban trabajar a este Gobierno y porqué no se dedicaban a discutir y votar las leyes que el país necesita. Se tornó una discusión un poco acalorada, por lo que uno a uno los parlamentarios comenzaron a ingresar al edificio del ex Congreso Nacional. El único que se quedó con este grupo de ciudadanas fue el Senador Girardi, ya que se pusieron frente a él impidiéndole el ingreso al edificio. Al no poder hacer otra cosa más que afrontar la situación, el Senador Girardi comenzó a decir “si no se hizo antes es porque la derecha lo impidió”, “la derecha fue la que no dio los votos”, “la derecha es la que ha destruido este país”. Al escuchar esto, sentí tal indignación que me acerqué y pidiendo permiso a las señoras, les digo que he seguido atentamente esta conversación y quisiera preguntar algo.

Disculpe Senador, comienzo, ¿los términos “izquierda”, “derecha”, no le parecen un poco simplistas para tratar de explicar todo?  Pero siguiendo esa línea, al escucharlo decir “es la derecha quien ha destruido este país” quisiera preguntarle: ¿y la izquierda? ¿Entonces ustedes son blancas palomas que no tienen nada que decir, aún cuando han gobernado durante 20 años?

Ante esto, el Honorable me responde: “Yo no soy de izquierda, soy Senador de la Concertación, y si me he de definir entonces sería de Centro Izquierda”. La verdad es que me sorprendió un poco esta respuesta, por lo que le repliqué… “Me dice que no es de izquierda, entonces supongo que será de derecha, ya que es lo opuesto a la izquierda. Sin embargo, al decir que la culpa de todo la tiene la derecha no me queda más que entender que tampoco pertenece a este sector. Luego, orgullosamente dice “soy de centro izquierda”.  Quiere decir entonces que pertenece a ambos grupos?” El Senador me mira como si lo hubiese ofendido.

Le digo que no me mire así, que no he querido ofenderlo, pero le pregunto esto porque al decirse de centro, entonces reconoce como suyos algunos de los postulados de aquellos que con desdén llama “los de derecha”, ya que siguiendo su lógica, y según entiendo, el centro de cualquier cosa es el punto de unión entre ambos extremos. Por esto, no me queda sino entender que si bien tiene mayor cercanía o inclinación hacia uno de los extremos, que llama izquierda, también hace suyos postulados de aquel otro extremo que él llama derecha, y que durante todos los años en que estuvo en el Gobierno o en el Congreso, ha llevado ala práctica postulados de ambas posiciones, según haya sido su conveniencia. Sí, según su conveniencia, porque si fuera según la conveniencia del país entonces éste no estaría destruido como acaba de afirmar. Si no es así, y si en realidad las cosas en Chile están tan mal, entonces una vez más está mintiendo al decirles a estas señoras “es la derecha la que ha destruido a este país”. Mejor sería que le dijera a ellas y a Chile entero “disculpen, hemos sido nosotros quienes hemos destruido este país por actuar según nuestra propia conveniencia, y no podemos dejar que se trate de hacer algo al respecto ya que cualquier mejora nos dejaría en evidencia”.

Le digo esto Senador porque si usted no es de izquierda, se ofende si le dicen que es de derecha, y tampoco se siente parte del centro, entonces… ¿a quién representa?

El Honorable me dice que no tenía tiempo para discutir tonteras con fachas pinochetistas.  Entre gritos de “¡mentiroso!, ¡cobarde!, ¡da la cara!” Girardi dio por terminada la conversación e ingresó al ex Congreso.

Toda esta situación me hizo ver que dirigentes a todo nivel –políticos y sociales– hablan de la sociedad chilena y de su representatividad, pero no veo a qué sociedad se refieren si todos se preocupan sólo de su sector y excluyen al resto. Es cosa de ver lo que está pasando actualmente: los de izquierda dejan fuera a los de derecha y viceversa, los del CRUCH a las privados, los universitarios a los escolares, los municipalizados a los subvencionados y viceversa, la educación escolar a la educación en jardines infantiles, el Congreso al Gobierno, el Gobierno a los Jueces, los jueces a los delincuentes. De las FF.AA ni hablar, ya que ellas ni siquiera están en la foto –pese a que en caso de ser necesario nos defienden sólo por ser chilenos sin ningún tipo de exclusión– y que además, son los únicos que no tienen derechos de ningún tipo ya que maquiavélicamente se ha instaurado –y cobardemente no se ha desmentido– la idea de que si una persona viste un uniforme significa dejar en el perchero junto con su ropa sus DD.HH. y, por lo tanto, contra él todo vale.

Debemos aceptar de una vez por todas que existe mucha cobardía y “oportunismo populachero” en la política, o mejor dicho, “politiquería nacional”. Que tenemos el deber de sacar la voz y realmente hacer política, porque odiaría ver un Chile donde si despedazo un feto en la calle –que lleva meses o incluso años muerto y conservado en un frasco– me lleven detenida, pero que si lo hago mientras está vivo en el vientre materno es «derecho reproductivo de la madre«. Un país donde por miedo a perder el poder o de no recuperarlo, amparándose en errores pasados –tanto de izquierda como de derecha– y no habiendo aprendido nada de ellos, al estar frente a alguien pateando en el suelo o arrojando piedras a Carabineros, quemando autos, aterrorizando personas para poder quemar una micro, tomándose el Congreso Nacional, Diputados u “Honorables” golpeando Carabineros (quienes no pueden defenderse so riesgo de perder su trabajo o ir presos) se valide el lema “debemos dejarlos ser porque sólo se están expresando”, y evitarlo es “represión y vulnerarlos  DD.HH.”.

Mientras no se piense en que el Estado de Chile somos todos los chilenos y que los cambios deben favorecer a todos (obviamente en proporción a sus necesidades, es decir, menos al que necesita menos para poder dar más al que más necesita), lamentablemente da lo mismo quién llegue al poder. El Estado está al servicio de la persona y no al revés, lo que no quiere decir que la persona sea dueña del Estado.

La verdad es que lamentablemente nada va a cambiar en este país hasta que TODOS nos demos cuenta que para seguir adelante hay que ver con ojos de Estado. Educación, Salud, Vivienda, Sociedad, son todos temas de Estado y no del gobierno de turno, que no se pueden pedir cambios estructurales cuando no se sabe, propone o se busca, cuál es realmente y cuánto va a costar la mejor estructura para el país, y eso no viene de un solo lado.

Lo que muchas veces la sociedad no recuerda es que los votos no hacen que fulano de tal llegue al poder sino las ideas que hay detrás, y al olvidarlo dejamos que surjan dirigentes que en nuestro nombre hagan lo que quieran, que nos den lo que les pedimos y nos prometan lo que se les ocurra aunque no se lo hayamos pedido, todo, sin importarles si es realmente lo mejor para nosotros y para el país. Ese tipo de dirigentes están dispuestos a lo que sea mientras favorezca “su” idea de bien común, que no necesariamente es bueno y la mayoría de la veces ni siquiera es común, ya que es para unos pocos a costa de todos nosotros.

¡¡Viva Chile, mier…!! o ¡¡Vivir en un Chile de mier…!! Tal vez se debiera plebiscitar eso… les aseguro que todos nos llevaríamos una gran sorpresa.