La anarquía ya viene

Corusco | Sección: Historia, Política, Sociedad

Como en tragedia griega, Chile se ha empecinado varias veces en asomarse al precipicio, aunque cuente con sendas alternativas y seguras. Hay ahora señales que indican que se podría terminar en el abismo, con avances logrados por el esfuerzo de la mayoría de los chilenos. Las carencias y fallas son superables con diálogo razonable, pero se pretende superarlas con insultos, zancadillas o pedradas y acciones delictivas contra la seguridad de las personas y la destrucción de sus bienes.

En la defensa del orden público, la presunción de inocencia corre a favor de los manifestantes e, increíblemente, el cumplimiento del deber policial es controlado por “inspectores de derechos humanos”. El inicial debate presidencial apunta a la línea de flotación de la institucionalidad, promoviéndose la dictación de una nueva Constitución, que se espera establecerá un ya fracasado sistema semiparlamentario. El voto voluntario –aval del abstencionismo- hace presagiar que la representatividad popular cederá el paso a las irresponsables redes sociales.

Ante la pasividad de la clase política, se van destruyendo las bases del edificio republicano del que por largos años nos enorgullecimos. Si no se logra recuperar la sensatez colectiva, la anarquía y el populismo se impondrán y los chilenos terminarán, como en los versos de Discépolo, “revolcados en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados”.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio de Santiago.