¿Cuál es el desafío escolar?

Germán Gómez Veas | Sección: Educación

Impresiona el frívolo, y a veces impúdico, mensaje de aquellos establecimientos educativos que, con el propósito de convocar a la comunidad, encumbran consignas como “aquí hay educación de excelencia”, cuando en los hechos, sus alumnos escasamente logran desarrollar capacidades básicas. Algunos de esos centros educativos, a lo mejor ofrecieron, alguna vez, buena educación, pero de a poco fueron abandonando el desafío que especifica la función de los centros educativos en el orden social, y con ello, han perdido su capacidad para ofrecer un servicio educativo de calidad. El desafío de los centros escolares, es llegar a ser en todo momento, un desafío para sus alumnos. Este propósito requiere adoptar, con precisión, un enfoque organizacional centrado en los aprendizajes. Un enfoque de ese tipo, exige la definición de objetivos pedagógicos complejos y a la vez diversos, para todos los niveles educativos, y para cada asignatura, sin excusas. En efecto, los buenos centros educativos se caracterizan, entre otras cosas, por contar con una vasta y bien definida red de objetivos pedagógicos, los que plantean un conjunto de retos que, en el propósito de construir una educación de calidad, no dejan nada al azar, y sus docentes logran diseñar y establecer, en forma adecuada, las dinámicas que les posibilitan proveer un currículo exigente, pero coherente con las potencialidades de sus alumnos y alumnas. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando esta condición no se da en los centros educativos? La consecuencia es muy perceptible. Cuando los escolares advierten que las clases dejan de ser actividades interesantes, intensas, atractivas, diversas, que no guardan relación con contenidos analizados simultáneamente en otras asignaturas, que no motivan a continuar indagando acerca de lo estudiado en los acotados tiempos de la hora de clases, en esas circunstancias, simplemente ya todo les da lo mismo. En un ambiente escolar pusilánime y carente de altas expectativas, los jóvenes asumen la actitud de que no es necesario esforzarse, pues con la dedicación mínima pueden aprobar las materias y ser promovidos al curso superior hasta egresar del colegio. Por cierto, la causa de toda esta equivocada y mezquina realidad escolar se encuentra en la falta de liderazgo escolar. En el lado opuesto, es fundamental reconocer que en la misión de procurar un servicio educativo desafiante, tienen gran mérito los docentes. Me parece conveniente tener presente que tanto el desarrollo, como la trayectoria que va adoptando el quehacer educativo encada comunidad escolar, pone de manifiesto la función relevante delos directores y directoras, pues a ellos les cabe la insustituible labor de convencer y encantar a los docentes en la asimilación del desafío que han abrazado. Mucho se ha escrito acerca de liderazgo escolar, pero poco se ha enfatizado que su mayor cometido consiste en establecer altos desafíos pedagógicos, evitar que los docentes se pierdan entretanto procedimiento burocrático, proveer un clima respetuoso para el crecimiento de alumnos y docentes, y cohesionar a la comunidad escolar en torno a esos propósitos.