El hombre, feminizado
María Calvo | Sección: Familia, Sociedad
El nuevo modelo de mujer que propone la ideología de género también trae consigo un nuevo modelo de hombre. La profesora María Calvo, autora de “La masculinidad robada” (ed. Almuzara), señala que, en el origen de la ideología de género, está la revolución sexual del 68, “que fue, en realidad, una revuelta contra el padre y contra el varón. ¿Cómo ha afectado, en nuestros días, la ideología de género al hombre? Simplemente, suprimiéndolo”, afirma con rotundidad. Y continúa en este sentido: “Los valores que se ensalzan hoy son los femeninos, y las políticas administrativas y culturales están destinadas a favorecer todo lo que tiene que ver con la mujer; ante ello, el hombre ha pasado a ser el enemigo a batir, o un estorbo. El hombre con sus actitudes clásicas –competitivo, valiente, racional, con autoestima, conquistador…– ha sido defenestrado. A ese tipo de hombre se le presume como un problema, como un sospechoso. Por el contrario, se ensalza un hombre con atributos femeninos: suave, delicado, con una afectividad muy feminizada… El hombre masculino es hoy profundamente incomprendido. Los hombres están hoy más desubicados que nunca, porque los medios de comunicación y las leyes que se están aprobando van en contra suya. No se atreven a actuar de una forma masculina por miedo a ser tachados de agresivos o autoritarios. Esto lo único que genera es frustración y desencanto”.
Así como la ideología de género fabrica mujeres que no pueden amar, también favorece la creación de hombres incapacitados para querer más allá de sí mismos: “Al admitir las relaciones homosexuales y separar la sexualidad de la afectividad y de la procreación, la ideología de género a lo que único que conduce es a un individualismo atroz y a un egoísmo y un narcisismo exacerbados. Produce hombres y mujeres atomizados, ajenos a las necesidades de los demás –y, por supuesto, del cónyuge–. Estamos creando personas profundamente narcisistas y, por tanto, autodestructivos: el ‘yo-me-mí-conmigo’ sólo conduce a la infelicidad personal más absoluta”, señala María Calvo.
A los cada vez menos hombres que llegan a formar una familia, “se les exige que sean una ‘mamá bis’. El papel del padre, en la familia, ha acabado por considerarse perfectamente prescindible, pues no habría diferencias entre los sexos. Además, estamos asistiendo a las sustitución del patriarcado por un filiarcado. Todo ello produce un desequilibrio en los hijos. Los efectos de la ausencia del padre son tremendos, y se hacen patentes en desequilibrios psicológicos e, incluso, físicos. El padre es necesario para dar libertad y autonomía a los hijos; en definitiva, para darles felicidad. En nuestros días, el gran aventurero del siglo XXI es el padre”.
Concluye la profesora Calvo que hoy “estamos en un momento histórico de la historia de la Humanidad, en el que se están negando las diferencias sexuales; sin embargo, en el ámbito científico se está demostrando que esas diferencias existen y que son maravillosas para llevarnos a una igualdad y una complementariedad plenas”.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Alfa y Omega, www.alfayomega.es.




