Para lectores susceptibles: Sobre ateos y ateísmo

Luis Fernández Cuervo | Sección: Religión, Sociedad

Si escribiera un artículo explicando lo nefasto que es un cáncer de pulmón o la tuberculosis, nunca recibiría correos diciéndome que por qué insulto a los enfermos de ese padecimiento, o por qué los odio. Sé muy bien que nunca recibiría esas protestas disparatadas. Pero si escribo diciendo que el ateísmo y el agnosticismo son cegueras espirituales, entonces tengo la repetida experiencia de que recibiré varios correos de gente que se sienten ofendidos,  que me acusan de intolerante y me piden que deje de escribir sobre esos temas. ¡Raro modo de entender la tolerancia!

Como ya tengo repetida experiencia de esa curiosa reacción, siempre me anticipo a dejar bien claro que hay muchos agnósticos y ateos que son excelentes personas, honestos y honrados y que en su conducta y en su vida aventajan a tantos cristianos. Son aclaraciones  que deberían ser innecesarias, por ser algo evidente y de experiencia diaria, pero ya se ve que hay agnósticos y ateos que tienen una extraña susceptibilidad.

Diré que soy cristiano, miserable y pecador como cualquier otro cristiano que ahonde en su fe y en el conocimiento directo del amor que Jesucristo tiene a todos y cada uno de los seres humanos. Tengo la experiencia de lo difícil que es vivir, siempre y bien, el amor a Dios y al prójimo como a uno mismo.

Pero como cristiano-católico de a pie, que no es un ermitaño ni vive recluido dentro de un convento, sino que vive en el mundo y es parte de ese mundo, añadiré que desde pequeño, en mi misma familia y en mi colegio, y después en la universidad y amistades, he tenido que tratar y convivir con todo tipo de creyentes y no creyentes, sin ningún problema. Me gusta la diversidad de ideas y de gentes y el trato social directo. Además, si quiero ser un buen cristiano, mi actitud ante cualquier persona debe ser abierta, amistosa, de interés y respeto, mucho mas allá de la fría tolerancia que es virtud tacaña, sustitución laicista de la caridad cristiana.

¿Juzgar a las personas, castigarlas? No soy ni seré nunca juez o policía.

La primera ley de la Ética Universal manda hacer el bien y no hacer el mal. Y la segunda  ley es trata a los demás como quisieras que los demás te trataran a ti. Y, por cierto, sólo Dios puede juzgar cabalmente a cada uno con el misterio de conjugar su Justicia con su Misericordia.

Pero las ideas, y las obras que se siguen de las ideas, sí deben ser juzgadas por las personas, porque para eso Dios nos dio inteligencia capaz de conocer la realidad y libertad y conciencia moral para saber lo que es bueno y lo que es malo.

Hay ideas equivocadas, hay ideas falsas y hay ideas malas. Y si esas ideas pasan a ser acciones serán, respectivamente, errores, mentiras, y perversidades. Y nuestra decadente civilización está llena de todas ellas.

El ateísmo individual, si no es agresivo, es perfectamente compatible con un montón de valores buenos. La ciencia, las bellas artes, la literatura, están llenas de obras, notables o espléndidas, hechas por agnósticos o ateos.

He sido desde pequeño muy aficionado a las bellas artes, la música y la literatura. De las dos primeras he admirado muchas obras sin saber la mayoría de las veces el pensamiento sobre Dios de sus autores. En la literatura, en cambio, suele ser más fácil y a veces evidente. Yo he disfrutado, por ejemplo, con Kipling, H.G.Wells, Faulkner, Hemingway, Camus, Chejov, Borges, Cortázar, Machado, García Lorca, Neruda y otros muchos, sabiendo o sin saber, su postura ante Dios, tomando de ellos sus aciertos y desechando lo que consideraba perjudicial.

Pero todo eso no cambia mi opinión de que el agnosticismo y su versión mas negativa, el ateísmo, si impregnan mayoritariamente una cultura, son un cáncer que termina por arruinarla.