Batalla por la vida y por la familia continúa
Steven W. Mosher | Sección: Familia, Política, Religión, Vida
Anoche veía con incredulidad como una ligera mayoría de estadounidenses le concedían a Barack Hussein Obama un segundo período como Presidente. Con la luz de la mañana me queda claro cómo ocurrió esta debacle, y también lo que es necesario y central en la agenda del movimiento pro-vida.
No me refiero a quitarle importancia al devastador huracán que golpeó la costa noreste la semana antes de las elecciones, pero éste fue un verdadero regalo para el candidato demócrata. Los estadounidenses tienden a unirse cuando se hallan en crisis y Sandy impulsó a los indecisos a votar por Obama en grandes cantidades. Durante cinco días enteros Romney desapareció de las noticias, mientras que Obama se posicionó como Presidente.
Otro regalo inesperado vino del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien afirmó sobre qué era un gran alivio ver el esfuerzo de Obama de estar supervisando e incluso le dio un abrazo mientras caminaban juntos a lo largo de la costa de Jersey. Tener una de los más prominentes líderes del partido republicano dándote aprobación justo en vísperas de las elecciones no podía tener otro efecto que aumentar las posibilidades de Obama.
El resultado de este doble infortunio fue como plomo para Romney y evaporó varios de sus puntos en intención de votos los días previos a la elección.
Me consta que algunos sacerdotes valientes y un par de valientes obispos hablaron abiertamente sobre la necesidad de derrotar al Presidente más abortista en la historia. La mayoría de nuestros pastores, sin embargo, confiaron en contraseñas y mensaje indirectos, hablando sobre la necesidad de “defender la vida” y se oponerse al «mandato de HHS» (el equivalente norteamericano a nuestros ministerios de salud).
Los Pro-vida norteamericanos entendimos lo que querían decir, pero muchos católicos, especialmente nuestros hermanos y hermanas hispanos, simplemente no lo entendieron. Ellos no necesitaban escuchar declaraciones cuidadosamente redactadas que te eximan de problemas, sino palabras fuertes y contundentes sobre la necesidad de sacar del gobierno a los políticos que atacan a la Iglesia y apoyan el aborto. No lo hicieron, y los católicos hispanos votaron en proporción de dos a uno para Obama.
Suficiente acerca de lo que podría haber sido.
¿Qué haremos ahora para enfrentar cuatro años más al Presidente más abortista de la historia estadounidense?
En primer lugar, tenemos que recordar que el Presidente y otros funcionarios electos reflejan la cultura. No la determinan. Tenemos que seguir construyendo familias fuertes y hablar claro a favor de la vida en el plano local. Se dice que toda la política es local. Así que todo es trabajo pro-vida.
En segundo lugar, deberíamos entusiasmarnos en el hecho de que la cámara de representantes todavía tiene una gran mayoría pro-vida. Nancy Pelosi tenía planes para recuperar la Cámara y volver como Presidenta, pero fue derrotada en las urnas. Tenemos que alentar a nuestros Congresistas a que continúen luchando por una causa justa y verdadera: los derechos de los niños por nacer.
Es en la Cámara de Representantes que ahora debemos centrarnos para contener el ataque agresivo de Barack Obama a los bebés por nacer y a sus padres. También debemos trabajar estrechamente con la Cámara para atenuar el mortal racionamiento de servicios médicos que salvan vidas, que ocurrirá bajo el “Obamacare”.
En el PRI sabíamos desde el principio de esta carrera, que enfrentábamos un difícil panorama político. La historia muestra que los presidentes estadounidenses generalmente ganan la re-elección. Las ventajas de los ejercicios de un cargo son considerables. Un considerable número de campañas en pos de un escaño en el Senado tampoco estuvieron de nuestro lado.
Muchos congresistas pro-vida realizaron fuertes campañas y prevalecieron en un entorno muy difícil, y lograron que el voto del Partido Republicano gane ampliamente. Un número de Gobernadores pro-vida también fueron elegidos, como Mike Pence en Indiana, que hará una diferencia a nivel estatal.
Aunque estamos decepcionados con el resultado de la elección presidencial, nosotros en el PRI seguiremos siendo fieles a nuestra misión y comprometidos con nuestra causa. Precisamente en este momento más que nunca. La noche puede estar sobre nosotros, pero nuestra fe nos enseña que esto es sólo el preludio al amanecer. Afrontemos valientemente lo que nos toca vivir en este momento y sigamos adelante en pos de los triunfos que necesitamos.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Population Research Institute (PRI), www.lapop.org.




