En defensa de Fulvio Rossi
Manfred Svensson | Sección: Política, Sociedad
Nuestro Parlamento parece aprontarse para aprobar, en forma mitigada, una nueva legislación antitabaco. Algunas de las disposiciones más severas han sido eliminadas, pero sólo después de que gran parte del país quedara estupefacto por los extremos a los que estaban dispuestos a llegar algunos legisladores en su preocupación por nuestra salud. Un año antes ya habían demostrado esa disposición al tornarse más estrictos —tal vez con razón— los límites al consumo de alcohol para los conductores. La vida buena, o alguna versión de ella, parece repentinamente estar en la agenda de todo el mundo. A mismo tiempo, sin embargo, el senador Rossi, que ha respaldado tanto las iniciativas recién mencionadas como la llamada “Ley del Súper 8”, ha recibido amplio apoyo por la propuesta de despenalización de la marihuana. En la misma línea, la escritora Isabel Allende cuenta con cierta liviandad que ha consumido éxtasis. ¿Contradice esto lo anterior?
Al menos parece haber razón para que un ciudadano común y corriente se sienta confundido: no sabemos bien cuándo podemos tomarnos una cerveza, pero al mismo tiempo nos sentimos algo inauténticos si no consumimos alguna droga de peso. Al ver que estas dos tendencias aparentemente opuestas son promovidas por unas mismas personas, no parece injustificado que dos críticas se nos vengan a la mente: en primer lugar, una crítica a la trivialización de la droga que este discurso trae consigo; en segundo lugar, una crítica a la contradicción que ya muchos han enrostrado al senador Rossi.
Con todo, creo que al menos en ese segundo punto merece cierta defensa. Porque el senador ha defendido una y otra causa con un mismo lenguaje, apelando al mismo tipo de criterios terapéuticos. Si lo que tenemos por delante es representativo del estado de nuestra cultura, no parece que ésta se debata entre una sociedad hiperregulada y una sociedad “destapada”; más bien parece que estamos ante dos caras de un mismo modelo de sociedad, uno que hace más de una generación Philip Rieff describió de modo magistral en El triunfo de lo terapéutico. De esa triunfante mentalidad pueden emanar con la misma naturalidad el paternalismo y el levantamiento de restricciones. A los que sacan ambas conclusiones no hay que acusarlos de incoherencia, sino agradecerles por la coherencia con que sacan a luz un ideal que otros comparten de modo menos articulado. Así, nos dan la oportunidad de evaluar si ésta es la idea de bien que queremos que oriente nuestra vida futura.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Segunda.




