¿Puede caminar la cucaracha?

José Luis Widow Lira | Sección: Sociedad

Muchos de ustedes conocerán la popular canción de la cucaracha: (por favor, póngale usted mismo la entonación) … la cucaracha… la cucaracha… ya no puede caminar, porque le falta, porque no tiene las dos patitas de atrás. Muchos, también recordarán que algún malulo le cambió las patitas de atrás por la marihuana, con lo que pasó a cantarse así: … la cucaracha… la cucaracha… ya no puede caminar, porque le falta, porque no tiene marihuana que fumar.

En los días que corren nos hemos enterado que no sólo hay cucarachas que no pueden caminar sin marihuana, sino que también individuos de otra especie que la entomología aún no termina de clasificar y que, por esas cosas de la fauna chilena, hace las veces, ¡ni más ni menos!, que de legislador. El inefable Fulvio Rossi nos ha comunicado que al menos dos veces al mes consume marihuana. En ese sólo acto nos ha dado a saber que:

  1. Para caminar o por el motivo que sea, está dispuesto a autogenerarse el daño que tal droga produce, partiendo por la momentánea afectación de la razón. ¡Esperamos que su consumo no sea justo antes de razonar sobre proyectos de ley! … aunque la esperanza dura poco cuando se leen algunos de los proyectos en que ha participado como patrocinante.
  2. Está dispuesto a hacerse de una droga ilícita, y si se ha apresurado a defenderse diciendo que él no produce la droga ni la compra, sino que se la regalan, precaviéndose de posibles efectos legales, eso no sirve para dar muestras de la suficiente dignidad moral que es exigible, no ya a un ciudadano de a pie, sino que ni más ni menos que a un legislador.
  3. No está dispuesto a hacer algo por mejorar la idea que la ciudadanía tiene de los parlamentarios, perjudicando así a algunos de sus compañeros de labor que sí intentan actuar de acuerdo a su dignidad.

Dado lo anterior, a nosotros, los ciudadanos de a pie, nos parece que las instituciones, sí, las benditas instituciones, debieran funcionar y hacer lo necesario para que este bicho no camine más como parlamentario. No es posible, simplemente ¡no es posible! que ejerza de legislador quien reconoce consumir droga, por muy blanda que sea. Si se ha estimado que manejar con alcohol es peligroso, en vistas de lo cual se nos ha prohibido tajantemente hacerlo, ¡cuánto más lo es un parlamentario con marihuana! –prefiero un mono con navaja– y, por lo tanto, cuánto más debiera ser prohibido por la sociedad.

El principal acto político es el de legislar. La legislatura es una actividad por naturaleza más alta que la de gestionar la sociedad o que la de administrar justicia. Por eso, la dignidad del cargo de legislador exige una dignidad moral en la que queden fuera al menos las tachas y máculas más graves. Pues bien, el consumo de droga está dentro de esas máculas y, en consecuencia, quien corresponda debiera perseguir la responsabilidad de Rossi para que deje su cargo. Si las leyes de la república no prevén un caso así (lo cual es razonable, porque tener que andar previendo que los parlamentarios se van de pitos es como mucho) tendremos que soportar leyes con olor a marihuana y esperar que en algún momento de ventilación de la sala, los parlamentarios serios puedan sacar una ley que, en el futuro, implique para cualquier parlamentario que consuma drogas, el desahucio inmediato.