Destacado periodista es nombrado consejero para la comunicación en El Vaticano
Análisis Digital | Sección: Religión, Sociedad
El Vaticano ha decidido contratar a un renombrado periodista estadunidense como nuevo estratega de comunicación para afrontar la crisis desatada por el “vatileaks”, el escándalo por el robo y filtración a la prensa de documentos confidenciales del Papa. Se trata de Greg Burke, miembro supernumerario de la prelatura apostólica del Opus Dei y, según informó el portavoz papal, el padre Federico Lombardi, será el “consejero para la comunicación” de la Secretaría de Estado, la oficina de política interna y externa de la Santa Sede.
“Esta nueva figura tendrá la finalidad de contribuir a integrar la atención a las cuestiones de la comunicación en el trabajo de la Secretaría de Estado, a cuidar la relación con el servicio de la sala de prensa y de otras instituciones comunicativas de la Santa Sede”, dijo. Burke, residente en Roma desde hace más de 20 años, ocupará un puesto similar, aunque con menos responsabilidad, al que desempeñó el periodista español Joaquin Navarro Valls durante el pontificado de Juan Pablo II. Navarro Valls había sido anteriormente decano de los periodistas extranjeros en Roma y corresponsal de ABC.
En entrevista con Notimex, el apenas nombrado consejero de comunicación reconoció que su nueva responsabilidad será un desafío y reveló que había rechazado la propuesta en un principio, “por miedo a una responsabilidad demasiado complicada o demasiado grande”. “Mi nuevo trabajo es un poco más de alto riesgo, es un cambio bastante grande aunque siempre estamos hablando del mundo de la comunicación. Finalmente acepté”, indicó. Su función será similar a la del director de comunicación de la Casa Blanca, donde el portavoz da la cara pero es otro personaje, tras bambalinas, el que concibe las estrategias.
De 52 años de edad, Burke asumirá concretamente su nueva función los primeros días de julio, probablemente el lunes 2. Hasta esta semana se desempeñaba como corresponsal de la cadena Fox News, luego de pasar por la revista Time. Residente en Roma desde hace más de dos decenios, conoce bien las dificultades del mundo vaticano. Es consciente que nadie puede cambiar, de un plumazo, las viejas inercias de la Curia Romana. Ni siquiera el mismo Papa. Pero –como todo periodista– sabe que la Santa Sede vive uno de sus peores momentos en materia de imagen. Atormentada no sólo por la fuga de noticias y los “cuervos”, anónimos filtradores, sino también por una serie de evidentes fallos de gestión interna que se reflejan negativamente en la prensa mundial. En entrevista con el Vatican Insider explicó cómo piensa aportar su “granito de arena” en el necesario cambio de ruta de la comunicación apostólica.
– ¿Cómo has decidido aceptar el puesto de consejero de comunicación del Vaticano ? Seguramente es una decisión de esas que no tienen vuelta atrás…
– Como me dijo un amigo: “ánimo, esta es una de las decisiones que se toman de rodillas”. De rodillas o no personalmente la pensé mucho. Al inicio había respondido no a la propuesta, tal vez un poco por miedo a una responsabilidad demasiado complicada o demasiado grande y después porque tenía, hasta esta semana, un trabajo muy bello, que me gusta y el cual se hacer bastante bien, con un cierto futuro. Mi nuevo trabajo es un poco más de “alto riesgo”, es un cambio bastante grande para mí aunque siempre estamos hablando del mundo de la comunicación. Finalmente acepté, es un riesgo pero lo tomamos.
– Un gran desafío…
– Sí, es un reto. Cada tanto nos sirve salir de nuestra “zona de tranquilidad”, porque más allá del trabajo es verdad que llevaba una vida generalmente tranquila.
– ¿Cómo será el trabajo que desempeñarás?
– Cuando en El Vaticano me explicaron mi función, pensé en el puesto de “director de comunicación” en la Casa Blanca, donde el portavoz da la cara y luego existe otro personaje que, tras bambalinas, piensa las estrategias: ¿cómo formular el mensaje? ¿Cómo transmitirlo? ¿Dónde y cuándo? Se trata de un trabajo más a largo plazo, porque cuando la comunicación se centra sólo en reaccionar todo se vuelve más difícil.
No tengo la ilusión de entrar y cambiar todo, conozco bastante El Vaticano, no soy experto pero lo conozco suficientemente como para saber que ninguno llega y cambia todo, ni siquiera el Papa. Imaginemos entonces a un joven laico, que no es obispo ni cardenal. Yo no tendré poder, pero tendré una oficina en la Secretaría de Estado y seguramente acceso a quienes pueden tomar las decisiones. Trataré de dar la contribución de mi experiencia profesional, decir qué buscan los periodistas, qué esperan, cuál será la reacción a esta u otra declaración.
– ¿Por qué crees que te han elegido?
– Dos cosas fundamentales: llevo aquí más de 20 años con una buena experiencia. No quisiera decir que soy un católico practicante, porque después dirán que me llamaron por pertenecer al Opus Dei. Puedo asegurar que no me llamaron ni en Time ni en Fox por “la Obra”. Creo que buscaban también un angloparlante y esto no porque los estadounidenses resuelven todos los problemas, pero tienen óptica diversa y más internacional.
¿Piensas que te escucharán?
– Espero que me escuchen, al menos un poco. Creo que podemos dar pequeños pasos en la dirección correcta, seré feliz si lo logramos.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Análisis Digital, www.analisisdigital.org.




