De dioses y hombres
Julio Francisco Pozo Lazo | Sección: Arte y Cultura, Historia, Religión
Paisajes campestres, un lugar de silencio, pocos diálogos y una vida monástica, prometían el gran premio cinematográfico a la siesta segura cuando me instalé frente al televisor a ver esta película, con lanzamiento de zapatos incluido.
Que grata sorpresa. De menos a más. Sumergido en la cotidianidad de una vida monástica de estos monjes Cistercienses-trapistas, de oración y trabajo, como si fuera lo más aburrido del mundo, me encontré de pronto con corderos viviendo al asecho del lobo.
Mis ojos se abrieron y lo primero que pensé: ¿Qué hacen unos monjes católicos en medio de un país islámico? Hombres enfrentados al dilema de quedarse y morir o salvar sus vidas, aunque sea por un momento.
Consagrar la vida a Dios, no es un seguro de ser capaz de enfrentar sin vacilación la ejecución inminente a manos del odio de una fracción fanática musulmana y enceguecida. Pero me imagino que ayuda.
Cuestionar el motivo de una causa, de una misión, de una vida en su propio huerto de los olivos, enfrentar la muerte con el traje del alma puesto y la paz en el bolsillo. Insisto, no cualquiera.
Se me vino a la mente la frase de Albert Camus cuando dice que “una buena razón para vivir es una buena razón para morir”.
Héroes del mundo de hoy, con mucho de Dios, hijos del altísimo, que por tal ascendencia son capaces de hazañas increíbles. Pero también mucho de humanidad, de miedos, cuestionamientos e inseguridades. Frágiles como uno mismo.
En medio de esa incertidumbre y angustia, muestran cómo el hombre está llamado a lo divino en la búsqueda del diálogo con un mundo musulmán erróneamente estigmatizado como una religión intolerante y no dialogante, pero formado también por hijos de Dios llamados a la santidad.
Sin embargo, a pesar de la violencia de unos pocos, de pronto me encuentro con que estos monjes, gracias a su testimonio y coherencia de vida, son capaces de cohabitar pacíficamente y con lazos de amistad con el resto de la comunidad musulmana.
Caridad sin medida en medio de egoísmo e individualidad. Compresión y perdón frente al miedo y la muerte.
Esta cinta que parecía tan perdida en las montañas, me aterrizó en mi tiempo y espacio. Con mis propias inquietudes y fragilidades. Me llevó a pensar que todos en algún punto de nuestras vidas nos veremos enfrentados a la muerte y que ojalá podamos vivirla con algo del temple de los héroes.
Me quedo finalmente con el testamento que el superior de aquella abadía cisterciense dejaba escrito antes de su martirio:
“ He vivido lo suficiente como para saberme cómplice del mal que parece prevalecer en el mundo; incluso del que podría golpearme ciegamente. (…)
Conozco el desprecio con que se ha podido rodear a los habitantes de este país tratándolos globalmente. Conozco también las caricaturas del Islam fomentadas por un cierto islamismo (…)
Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a los que me han tratado de ingenuo o de idealista. Pero estos deben saber que, por fin, seré liberado de mi más punzante curiosidad, y que podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre, para contemplar con Él a sus hijos del Islam, tal como Él los ve.
En este ‘gracias’ en el que está dicho todo sobre mi vida, os incluyo, por supuesto, a amigos de ayer y de hoy… Y a ti también, ‘amigo del último instante’, que no habrás sabido lo que hacías. ¡Sí!, para ti también quiero este “gracias” y este ‘a-Dios’, en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío.
Amén. ¡Inshalá!”.
De Dioses y Hombres
Duración: 140 min. aprox.
Calificación: No recomendada a menores de 7 años.
Idiomas: V.O. Francés y árabe / Castellano / Catalán
Sistema: DVD formato PAL – Zona 2
Disponible en www.areopago.cl.





