Un nuevo trato con los vecinos

Hernán Felipe Errázuriz | Sección: Historia, Política

La diplomacia de apaciguamiento con los vecinos, que se arrastra por décadas, está agotándose. Recientes cambios en Argentina, Bolivia y en Perú tienen repercusiones en las relaciones bilaterales y aconsejan considerar una nueva estrategia.

Cristina Fernández avanza a ocupar el vacío que está dejando Hugo Chávez. En la Cumbre de las Américas no participó en ceremonias oficiales y se retiró anticipadamente, por falta de apoyo a la reclamación de las Malvinas. Sus políticas económicas, agresivamente proteccionistas y confiscatorias, también afectan a Chile. Descomedidamente, a horas de su visita de Estado a Santiago, caducó los derechos de explotación de la filial de Enap en Chubut, asociada a Repsol, que luego expropió. A este despropósito se agregan el amparo argentino a un requerido por el asesinato de un senador chileno, los problemas de otros inversionistas nacionales con ese gobierno y las persistentes trabas que decretó a las exportaciones chilenas.

En beneficio de las buenas relaciones con Argentina, Chile ha dado, a mi juicio, respuestas equívocas por las caducidades y expropiaciones petroleras. También entrega señales erradas al no sumarse a decenas de países que han recurrido a la OMC para demandar al gobierno trasandino y poner término a sus restricciones al comercio exterior.

El Presidente Humala cambió su gabinete, abriendo espacios de influencia creciente a sectores nacionalistas y militares, y presentando exigencias inaceptables sobre el desminado en territorio chileno al norte de Arica. Al respecto, la Cancillería ha preferido descomprimir con un acuerdo para que el desminado no siga siendo realizado por militares chilenos, sino por una empresa extranjera. Es un pésimo precedente convenir con un vecino el ejercicio de derechos soberanos en territorio propio. Baste imaginar la reacción que habría surgido de convenir un acuerdo con Argentina para desminar las islas Nueva, Lennox y Picton durante el conflicto del Beagle.

El Presidente Evo Morales ha incrementado sus ataques contra nuestro país. Nuevamente, la diplomacia optó por la moderación en Cartagena, replicando sin la contundencia con que lo hiciera el 23 de marzo recién pasado, y sin rechazar, entonces, la afirmación de Morales de que su aspiración marítima es un tema regional.

A futuro nuestra diplomacia no podrá dejar de transparentar los desacuerdos con los vecinos: han ido demasiado lejos. Habrá que buscar un nuevo trato y enfrentar los desencuentros con realismo, asumiendo los costos de que las buenas o normales relaciones vecinales no son tales mientras se agravien nuestros intereses.

Chile debe estar siempre abierto al diálogo con los vecinos y respetar sus decisiones internas. Pero también tiene la obligación de mantener un principio permanente de su política exterior y condicionar clara y abiertamente su posición a la coincidencia de sus intereses con las acciones de los gobiernos limítrofes.

 

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio de Santiago.