Los archivos del cardenal o el poder de la ficción

José Agustín Muñiz | Sección: Historia, Política, Sociedad

La serie “Los archivos del cardenal” que exhibe TVN es un buen ejemplo de la sempiterna inexperiencia de la Derecha en términos audiovisuales, artísticos y, por qué no decirlo, políticos también. La serie que emite la red estatal es una obra de ficción basada en los archivos de la Vicaría de la Solidaridad, oficina de la Iglesia Católica que dio protección a los perseguidos por el régimen militar (si lo hace feliz, puedo usar también la palabra dictadura. No me complica usarla en absoluto).

Y en el fondo, la escandalera cundió cuando el presidente de Renovación Nacional, el senador Carlos Larraín, dijo una obviedad del porte de un estadio: Es una representación sesgada de la realidad y que sólo va a servir para dejar como héroes a la Izquierda.

Lo realmente curioso es que la reacción de la Izquierda equivocó el blanco. Dijeron que Larraín pretendió censurar a TVN, lo cual es falso. Sólo dijo lo que cualquiera que haya leído alguna vez una novela sabe: Las ficciones no son la realidad. Lo que les molesta es precisamente la otra mitad de la frase de Larraín. Quizás él no lo sabe con términos técnicos ni académicos, pero intuye que a fuerza de contar historias en que los buenos son los de un lado y los malos son los del otro lado, la gente termina queriendo a los buenos y odiando a los malos. ¡Mire qué novedad!

Las ficciones tienen ese poder. El de producir empatía. Narrar historias es una manera de atribuir responsabilidades y repartir elogios. Es un campo más del juego del poder. El problema es que la Derecha es torpe y su denuncia refuerza el ataque que le hace la Izquierda: Son antidemocráticos. La Izquierda ama los monopolios y los ejerce hábilmente. En Chile al menos, la Izquierda tiene el monopolio de la ficción y el monopolio del miedo.

Si hay algo que la Izquierda ha logrado en los últimos 30 años es contar su dolor. Sublimar el miedo verdadero y terrible que sintieron cuando sus bravuconadas revolucionarias se encontraron de frente con un fusil. Predicaron una revolución y les salió el tiro por la culata. Sintieron miedo, legítimo miedo, sufrieron y perdieron la vida algunos. Con dolor, con tortura, con humillación. Perdieron. Pero la gente de Izquierda tiene una conexión con su lado artístico que la gente de Derecha no tiene. Y a través de contar historias, de narrarse sus historias una y otra vez, terminaron por hacernos a todos nosotros empatizar con su dolor, lo que está muy bien y es un logro político de trascendencia histórica. Hoy es raro encontrar una persona que no entienda y reconozca que el dolor que vivió la Izquierda con la dictadura es un dolor que no se debe repetir, un dolor que nadie tiene derecho a inflingir a otro ser humano.

Lo que Larraín no logró poner en palabras es la otra mitad de esta ecuación: El dolor y el miedo que la Derecha sintió durante la dictadura de Allende tampoco tiene que volver a ocurrirse. Nunca se escribió la historia del dolor que sufrió la Derecha. Suena ridículo, pero no es mentira. Eso es lo que TVN no ve y no quiere ver, porque es una estrategia consciente. No se va a contar nunca la historia del miedo y del dolor de la Derecha porque es parte de una estrategia de poder.

No lo digo yo. Lo dice Enrique Aimone, lo dice Vicente Sabatini. Dos hombres históricos de TVN que cuentan aquí cómo a través de las teleseries, en particular con Los Pincheira, se minó el texto político de la transicíón a la democracia que planteó la Concertación y se juzgó al orden conservador ligado a la derecha tradicional contando historias. “Los archivos del cardenal” no es más que un paso en la misma dirección. La gran ventaja de esta operación política es que no requiere ser coordinada, porque ya se legitimó en el bienpensar chileno; no puede ser atacada de manipulación, porque se escuda en su carácter de ficción.

Ya no puede salir una ficción que cuente el miedo de la Derecha sin ser ridículo o ser abusivo: Ya se instaló el arquetipo del bueno y del malo. Y como dijo el genial escritor guatemalteco Augusto Monterroso, a la gente “es difícil sacarla de sus moldes mentales consistentes en que lo que hace el Bien está bien y lo que hace el Mal está mal”.

Mientras la Izquierda no aprenda que ella también causa mucho miedo, en Chile no se va a poder hablar de reconciliación. Mientras siga siendo cool la violencia unilateral, no hay paz posible. Suena ñoño, lo que quieran, pero esa es la verdad de las mentiras, como dijo Mario Vargas Llosa, una verdad que anida en el fondo del corazón humano.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Prensa Chilena, http://prensachilena.blogspot.com.