La crisis actual y algunas opciones posibles

Sebastián Burr C. | Sección: Educación, Historia, Política, Sociedad

El actual malestar ciudadano está resultando incomprensible para la mayoría de los analistas, y también para la clase política. Se preguntan: ¿qué produce el descontento, cuando el país registra una sólida macroeconomía, un aumento progresivo de los ingresos promedios de la población, créditos al por mayor, y un creciente incremento de las tasas de empleo? Pero es sintomático que dicho descontento se esté manifestando igualmente en otros países occidentales, considerando que conformamos una sola cultura.

El desconcierto nace de intentar comprender el fenómeno aplicándole los mismos códigos materialistas y sociopolíticos de los siglos XIX y XX, que se están derrumbando estrepitosamente.

Lo que está colapsando es la supremacía de la tecnocracia, del economicismo y su brazo operativo de la democracia representativa (convertida en un sistema de poder excluyente, que invirtió los valores en desmedro de la excelencia humana). Esa trilogía hegemónica y de raíces materialistas impide la solución real de los problemas y deja a las mayorías al margen de las oportunidades (que sí le brinda a una reducida élite empresarial y política), está sufriendo la embestida de una inédita cohesión ciudadana generada por las redes sociales, al punto de que los “conductores” políticos han pasado desvergonzadamente de ser “líderes” a followers de sus reclamos y demandas.

El libroHacia un nuevo paradigma sociopolítico , publicado en septiembre de 2010, anticipó esta crisis, e indaga exhaustivamente las causas de fondo que la explican. Y sugiere una nueva síntesis sociopolítica, orientada a resolver esta compleja problemática en todos sus alcances.

Propone un giro radical de la educación, centrado en el desarrollo del entendimiento (30% de los alumnos universitarios no entienden lo que leen), que instale al alumno en el conocimiento de las grandes categorías de la realidad y en la comprensión del sentido humano y práctico de la vida. Para que, acto seguido, y orientado por el profesor, se abra a un autoaprendizaje activo, busque y obtenga por sí mismo la información, la analice, la clasifique y le imprima un sello personal, emanado de sus propias convicciones valóricas y capacidades operativas, de modo que desarrolle un sentido crítico y se convierta en sujeto y objeto de su propia investigación.

Una segunda propuesta es transformar el trabajo en una instancia de desarrollo humano, sobre todo de la inteligencia práctica (70% de nuestros trabajadores asalariados son analfabetos funcionales), y al mismo tiempo de desarrollo económico efectivo. Para eso hay que abolir el sistema salarial y permitir la asociación de capital y trabajo, y vincular los ingresos laborales al rendimiento productivo de los trabajadores, a la rentabilidad de las empresas, e incluso a los parámetros de la macroeconomía, pero estableciendo un ingreso base fijo a todo evento, que opere por la vía del descuento. Así, el mundo del trabajo podrá participar activamente en la economía, y hacer una lectura crítica y a tiempo real de la marcha económica y política del país. Esta inclusión activa del mundo laboral erradicará de paso el síndrome de la lucha de clases, que permanece larvado en los corazones de dicho segmento social, y asimismo nivelará las gigantescas desigualdades en la distribución del ingreso (el 20% de la población de mayores ingresos se lleva el 40% del producto, y el 80% restante se lleva el 60%).

El libro propone, además, restaurar la integridad de la familia, núcleo básico y natural de la sociedad (es anterior al Estado), pues es la institución que, mediante el apego, su sentido comunitario y la afectividad que entregan los padres, dota de inteligencia emocional y social al niño y al adolescente, indispensable para la vida adulta. Esto, junto con ser el mejor “ministerio” de educación, de salud, de cultura, de justicia, de deportes, de turismo etc.). Considerando dicho altruismo, propone eximir de tributos a todos los gastos familiares inherentes a la educación y a la salud de los hijos.

El libro “Hacia un Nuevo Paradigma Sociopolítico” integra muchas otras propuestas (justicia, salud, ecología, etc.), que es imposible reseñar aquí por razones de espacio.

En síntesis, su contenido denuncia la feroz impostura moral y ética en la cual el país ha sido instalado, explica paso a paso casi todas las causas y propone una nueva síntesis humana y sociopolítica como la gran solución y que de paso desinstale la bomba de tiempo política sobre la cual estamos instalados.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio.