¡Todo por ganar!

Equipo VivaChile | Sección: Familia, Sociedad

Canal 13, en cuya propiedad todavía participan la Iglesia Católica y la Pontificia Universidad de Chile, recientemente comenzó a transmitir el programa “Quiero mi Fiesta”, los días sábado a las 22.00 hrs. En él concursan jóvenes que cursan cuarto año medio, quienes compiten por ganar, como premio principal, su fiesta de graduación. Gana el colegio que obtiene mayor número de mensajes de texto por parte del público. También hay otros premios, todos relacionados con el día de la fiesta de graduación, como el transporte a ella en limusina, el contar con un DJ en vivo o una “fiesta de espuma”. Para ganar estos premios, los estudiantes participan en diversas competencias.

Hay algunas de ellas que resultan ser bastante cuestionables, tanto por las situaciones en las que se pone a los jóvenes concursantes, como por la institución que las organiza (Canal 13).

Una de ellas es el “Tornado”, un concurso de conocimientos generales, pero con una “variante”. Las respuestas, correctas o incorrectas, traen como resultado que una de las modelos que bailan sensuamente durante toda la duración de la prueba, se saque alguna de sus prendas. El concurso finaliza con una de ellas en bikini.

¿Será este el aporte “universitario” a la televisión abierta de Canal 13, incorporando el striptease como herramienta de culturización?

Pero es la competencia “Bésame mucho” la que resulta más fuera de lugar en un programa en el que participan escolares y que es realizado por un medio de comunicación que depende de la Iglesia Católica.

Uno de los alumnos participantes, designado como “el rey”, debe besar en la boca a todas sus compañeras. Si ellas no pololean, el beso debe durar quince segundos, y a quienes tienen pololo, las deben besar por el doble de tiempo. A las estudiantes que están en este segundo grupo, debe ser su propio pololo quien las lleve ante “el rey” para la prueba. El animador tiene derecho a vetar estos besos, de manera que si no son de su agrado deben ser repetidos. El animador es bastante claro en las características que debe tener: “Si el beso no es con tutti, no vale”.

La semana siguiente hubo una variación en el concurso, seguramente aporte de alguno de los “creativos” del programa. En esta oportunidad, fue “la reina” la encargada de los besos, esta vez a dos compañeros, durante 30 segundos. Se llamó al escenario al padre de “la reina”, quien permaneció junto a ella y autorizó el espectáculo de besos de su hija. “¡Todo por ganar!”, según dijo.

Canal 13 destaca a la ganadora de la competencia en su página web, “La reina del equipo Celeste se la jugó en la prueba «Bésame Mucho» por sus compañeros. Aunque su papá y su pololo estaban muy cerca, ella no dudó en ningún instante en dar dos besos de 30 segundos. ¡Había que ganar!”.

Al respecto se podría pensar que el padre está siendo utilizado como un recurso por parte de Canal 13, para respaldar el “juego” y, al mismo tiempo, deslindar cualquier responsabilidad.

El hecho fundamental es que, por medio de estas “competencias”, a los adolescentes que participan en el programa, y a todos los niños que lo ven, se les está incentivando a realizar públicamente actos de naturaleza sexual. Se deforma así una sana concepción de la relación de pareja y de respeto por su cuerpo, separando la sexualidad de la afectividad. Peor aún, se está fomentando la cosificación del cuerpo y de su sexualidad, para obtener un bien material. “¡Todo por ganar!”.

El programa no solo lo ven los alumnos mayores. Lo razonable por parte de Canal 13 es asumir que son muchos los niños de cursos menores de los colegios participantes que también están viendo el programa, y a quienes también se transmiten estas imágenes y enseñanzas.

En su página oficial en internet, Canal 13 nos recuerda que es “el único en el mundo perteneciente a la Iglesia y Universidad Católica, de transmisión terrestre que llega a todo el país y dirigido aun público masivo”. También que su misión es “entretener e informar  a las personas a través de contenidos y servicios de excelencia inspirados en valores cristianos”.

Nade de esto parece reflejarse en estas dos “competencias”.

Parece razonable exigirle a Canal 13 que reformule estas pruebas del programa. Su equipo creativo debería poder encontrar formas de mantener un sano espíritu competitivo, sin necesidad de perjudicar la formación de nuestros jóvenes y niños.

Si no lo pueden –o no lo quieren– hacer, al menos que soliciten ayuda para modificar su página principal y ajustarla a lo que realmente transmiten.