Rematar
P. Raúl Hasbún | Sección: Política, Sociedad
En tres páginas completas de un matutino de circulación nacional, la Tesorería Regional Santiago Sur nos entrega un calendario de remates de bienes raíces que cubrirá del 1 al 22 de junio. La ejecución tiene por causa el no pago de impuestos territoriales correspondientes al período 2009-2010. Los más de mil contribuyentes que soportarán el despojo legal de su propiedad se ubican en las comunas de San Miguel, La Cisterna, San Joaquín, San Ramón, Lo Espejo, La Pintana, La Granja y Pedro Aguirre Cerda. Alrededor de 150 locatarios de la Feria Persa de San Miguel, ubicada en Avda. Departamental Nº 100, corren riesgo inminente de ser privados a la fuerza de su lugar de trabajo, por una moratoria de dos años en el impuesto territorial que afecta a sus inmuebles, avaluados todos en la misma suma: $ 2.360.167. No escapa de esta ejecución fiscal la misma Ilustre Municipalidad de San Joaquín, cuyo inmueble de Carlos Valdovinos 275 aparece avaluado en $1.125.699.845 . El avalúo que el Fisco hace de la mayoría de los bienes raíces expuestos a cambiar forzadamente de propietario oscila entre los 20 y los 40 millones de pesos (“La Tercera”, domingo 15 de mayo, págs. 52 et ss.).
De los datos puede inferirse que el gravamen tributario afecta a comunas, personas y empresas de modesta condición financiera. Aunque el impuesto territorial no sea alto en su valor absoluto, sí lo es en su valor relativo: nadie en su sano juicio desea deberle al Fisco ni arriesgar, por su mora, la pérdida de su bien raíz. Al Fisco le bastan dos años de contribuciones impagas para llevar el procedimiento de cobro ejecutivo a su lapidaria culminación: el remate. El Estado, de quien el Fisco es representante, no se interesa en saber si su ejecutado dispone actualmente de una renta acorde con la cuantía del impuesto que está obligado a pagar, cuatro veces al año. Su trabajo se limita a fijar el valor del bien raíz; reajustarlo al alza cada vez que hay un terremoto o los municipios claman por aumentar sus ingresos; y urgir, bajo apercibimiento de embargo y remate, su pago íntegro y oportuno. Si no pagas, ahora y todo, te vas de tu propiedad, ya no es tuya. Y no me interesa cómo llegó a ser tuya, cuánto impuesto pagaste por adquirirla, cuánto impuesto me pagas por tus compras y tu trabajo o por qué dejaste, estos dos años, de pagarme tu contribución. Me debes, me pagas o te marchas. Es la lógica fisco-estatal.
Algún medio periodístico haría bien en rastrear la huella humana y el drama social ocultos tras el frío anuncio del remate. Especialistas en derecho tributario harían mejor en verificar si esta exacción y ejecución forzadas respetan la garantía constitucional de igual repartición de los tributos en proporción a las rentas, y la seguridad de que en ningún caso la ley podrá establecer tributos manifiestamente desproporcionados o injustos. Y al pueblo y Estado de Chile debería avergonzarles que bajo sus leyes se pueda re-matar el lugar más emblemático de la vida de sus ciudadanos.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Revista Humanitas, http://www.humanitas.cl




