Profunda preocupación de naciones por burocracia de la ONU

C-FAM | Sección: Política, Sociedad

Una batalla que se venía gestando hace mucho tiempo entre los Estados Miembros y la burocracia de la ONU estalló la semana pasada en Sion, Suiza. El punto en cuestión es cómo desempeñan sus tareas los órganos de supervisión.

Se supone que estos deben informar el modo en que los gobiernos cumplen con los tratados internacionales. En los últimos años, dichos órganos se han vuelto cada vez más firmes en la reinterpretación de tratados existentes y en intentar imponer su punto de vista sobre los estados miembros de la ONU.

En los últimos años, la burocracia encargada de supervisar tratados ha expresado interés en la reforma del proceso y esto ha causado inquietud entre los estados miembros de la ONU, ya que advierten que los funcionarios de derechos humanos buscan obtener más poder.

Tras meses de informes y reuniones burocráticas, la administración de la ONU finalmente dio a los países una oportunidad para realizar aportes y los gobiernos la reprendieron duramente.

Singapur expresó la frustración generalizada por haber pasado tanto tiempo (de hecho, años) antes de que los gobiernos pudieran tener una oportunidad para hacer contribuciones.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, atribuyó a la falta de personal y de financiamiento el gran atraso en la presentación de informes ante estos comités. Dijo que se necesitaba “armonizar” el sistema, implicando con ello que los órganos de tratados deben ser incorporados en una única entidad. 

Los estados miembros sostuvieron que la acumulación de trabajo se debía a la tendencia de los órganos de supervisión a involucrarse en actividades ajenas a su misión principal. El Reino Unido y el Grupo Africano se encontraron entre los países que cuestionaron estas actividades adicionales de los órganos de tratados. El Reino Unido insinuó que las actividades extra eran la causa real del retraso en el trabajo de los órganos de tratados, y no la falta de tiempo para reuniones o de recursos.

Otro reclamo fue el hecho cada vez más frecuente de que los órganos de tratados emiten “comentarios generales” que intentan reinterpretar acuerdos existentes. El representante del Reino Unido afirmó: “Entendemos que los comentarios generales son interpretaciones unilaterales de tratados internacionales”. Egipto y el grupo africano efectuaron declaraciones similares al respecto.    

Un miembro del Comité de los Derechos del Niño dijo que hay cuestiones emergentes no contempladas en el momento en el que se aprueba el tratado que deben ser atendidas, y citó como ejemplo el cambio climático y los niños.

China fue extraordinariamente elocuente durante la reunión, y enfatizó un tema común: que los miembros de los órganos creados en virtud de tratados deben dar mayor importancia a las inquietudes de los Estados Partes como creadores del sistema de órganos de tratados.

Muchos países estaban disgustados por el limitado tiempo que se les concedió para hablar sobre la reforma de los órganos de tratados, incluso en la reunión de dos días que se suponía que estaría dedicada a recibir sus aportes. Miembros de la ONU y de órganos de tratados dominaron la mayoría de los paneles en Sion, y se permitió a los estados miembros sólo efectuar preguntas al final. Y aún en estas sesiones de preguntas y respuestas se asignó la mayor parte del tiempo a otros miembros de órganos de tratados presentes.

Esta no es una verdadera discusión”, reclamó el representante cubano.

El año pasado, especialistas de la ONU publicaron tres importantes declaraciones sobre la reforma de los órganos de tratados, y se centraron en una propuesta de larga data de unificar todos ellos en una única entidad, lo cual viene siendo rechazado de manera sistemática por los Estados Partes.

A pesar de que se solicitaron más encuentros con los estados miembros, ninguna de las reuniones adicionales de los órganos de tratados anunciadas los incluye en las discusiones.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Catholic Family and Human Rights Institute, www.c-farm.org. La traducción al castellano es de Luciana María Palazzo de Castellano.