Una reconstrucción más allá de lo material
Jorge Jaraquemada | Sección: Sociedad
El terremoto ha evidenciado nuestras virtudes, pero también ha desnudado nuestros ripios. Aprovechemos entonces el impulso de reconstruir para iniciar un proceso mucho más profundo que aquel que se reduce a volver a levantar casas, colegios y hospitales.
Aunque la reparación física sea urgente, ella no puede hacernos olvidar lo más importante. Si nos vamos a levantar, hay que pensar en una reconstrucción integral que se haga cargo tanto de las fortalezas como de las debilidades espirituales de nuestro ser nacional. Después de lo vivido en las últimas semanas, no cabe duda de que el desarrollo no puede limitarse a la dimensión económica, sino que debe abrirse también a la ética, buscando dar una respuesta plena a los anhelos e inquietudes de los chilenos.
Siguiendo esta línea, la reconstrucción integral debe poner especial énfasis en alcanzar la justicia, que es el objetivo de la ética política, y sin la cual no puede hablarse de una sociedad civilizada. Pero ella es sólo un punto de partida. Por sobre la justicia está la caridad, que es la principal fuerza impulsora del desarrollo personal y social, ya que, al procurar el bien ajeno la persona, sale de sí misma para buscar un bien más alto, el de la vida en comunidad. Así, el bien común, fundado en un justo equilibrio entre derechos y deberes, se aleja tanto de aquellas nociones que anulan la libertad personal, como de las respuestas individualistas. De este modo, la reconstrucción integral conducirá a una sociedad auténticamente libre y responsable.
Los numerosos profesionales jóvenes formados en la Fundación Jaime Guzmán que se han incorporado a colaborar con el nuevo gobierno, tienen esta idea grabada en sus corazones. Todos ellos saben que habrá momentos difíciles. Es en esos instantes cuando saldrá a relucir lo mejor de su vocación que, como decía Jaime, no está en la superioridad o excelencia del servicio, sino en la fidelidad y constancia para cumplir la misión encomendada. Esa misión es muy superior a toda respuesta técnica, por importante que ésta sea como punto de inicio. Este es el espíritu con el que se debe reconstruir Chile, pues no sólo servirá para superar el desastre que nos ha azotado, sino que, además, contribuirá para alcanzar un Chile más completo y feliz.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Segunda.




