Sociedad y familia
Max Silva Abbott | Sección: Familia, Sociedad
Por tercer año consecutivo, el 27 de diciembre tuvo lugar en Madrid el Día de la Sagrada Familia, actividad que reunió a más de un millón de personas procedentes de toda Europa, y a más de 50 obispos y 1.200 sacerdotes.
El mensaje de los obispos y de Benedicto XVI, quien transmitió unas palabras desde Roma fue claro: el futuro de Europa pasa por la familia. Es ella la célula fundamental y viva de toda sociedad, razón por la cual resultan inaceptables los ataques que ha sufrido en los últimos años, desde el divorcio cada vez más fácil hasta el matrimonio homosexual; desde el aborto liberalizado al extremo, hasta la eutanasia de los débiles y enfermos.
Mas lo importante es darse cuenta que este grito de protesta y al mismo tiempo de esperanza, no se debe sólo a razones religiosas: se debe al clamor evidente de la naturaleza humana.
En efecto, a ratos, pareciera que quienes han hecho el leit motiv de sus vidas atacar la vida y la familia, pensaran que las sociedades se componen de individuos aislados los unos de los otros, semejante a las teorías del “contrato social”, de los siglos XVII y XVIII, para las que en el fondo, lo único existente eran los sujetos. Se olvidan de la naturaleza inequívocamente social del hombre y que la familia juega un papel basal, sencillamente porque como los sujetos pasan (que es lo que los actuales gobernantes parecieran no querer ver), se requiere de nuevos integrantes, de un recambio generacional constante. Y eso se logra gracias a la familia, compuesta por un hombre y una mujer, unidos en un compromiso serio y estable, abierto a la vida (el matrimonio), y sabiendo que se está en presencia de un misterio sublime y grandioso, la vida humana, razón por la cual el aborto queda completamente eliminado como posibilidad. Es ahí, finalmente, donde se aprende a valorar a las personas por lo que son, independientemente a sus cualidades o defectos.
Por tanto, el futuro de Europa y de cualquier sociedad pasa irremediablemente por la familia, puesto que sin familia, o no hay sociedad, o sólo asistiremos a los estertores de la misma.
Por eso, más importante que la economía, la infraestructura o las comodidades, son las personas, puesto que todo lo demás deriva y se dirige hacia ellas. Mas las personas requieren ser engendradas (no fabricadas), cuidadas y educadas por otras personas que las quieran, no por empleados estatales o máquinas, porque ello atenta contra su misma dignidad. Ergo, la familia es insustituible; mas por razones meramente biológicas, la familia es por esencia heterosexual, y si todos somos iguales, la vida debe ser respetada siempre, desde su concepción hasta su muerte natural… y así podríamos seguir dándole vueltas al asunto y llegar siempre a las mismas conclusiones.
¿Tan ciegos estamos que no podemos darnos cuenta de ello?




