Alternancia en el poder

Max Silva Abbott | Sección: Política

Sin duda, el triunfo de Sebastián Piñera traerá renovados aires a nuestro país, lo cual redundará beneficiosamente en la manera de dirigir los destinos de Chile.

En efecto, cualquier gobierno de un partido o coalición de partidos que lleva dos décadas en el poder no sólo sufre un inevitable desgaste, sino que también se ve afectado por malas prácticas y vicios en diversas áreas de muchos organismos públicos, fruto precisamente de la permanencia en ellos de las mismas personas, equipos o partidos; algo así como el enrarecimiento que sufre el aire de una habitación luego de un encierro prolongado. De ahí que la alternancia en el poder, lograda el domingo, sea de suyo un bien inapreciable para nuestra democracia. Por ese sólo hecho, el actual giro en la conducción de nuestro país resulta positivo.

La alternancia es necesaria, siempre que se turnen en el poder posturas que respeten el juego democrático y no lo utilicen para una vez llegados al mismo, perpetuarse en él, como por desgracia parece estar ocurriendo en buena parte de América Latina, fruto de nuevos y trasnochados caudillismos que muchos creían superados en el siglo XXI. Y es necesaria, se insiste, no sólo por la renovación de personas y de ideas, sino además, porque es bueno mirar la realidad tanto desde el ángulo del gobierno como de la oposición. Si el real interés de unos y otros es el bien del país, no cabe duda que este cambio de perspectiva, llevado alternativamente, permite a unos y otros corregir errores y saber que la rueda de la historia no puede detenerse para uno u otro sector. De hecho, en los países en donde ello ha ocurrido (pero que tarde o temprano han salido o saldrán de ese atasco), los resultados para las naciones afectadas no puede haber sido más nefastos.

04-foto-22Por igual razón, habría que sospechar cuando uno de los bandos se cree en exclusiva el auténtico representante de la democracia; cuando se siente el único ungido para representar al pueblo y descalifica directa o soterradamente a sus adversarios tildándolos de antidemócratas. Es precisamente ahí cuando se percibe de manera evidente que ha llegado el momento del relevo, del cambio, de la alternancia, ya que semejante actitud revela un enquistamiento en el poder poco sano y nada halagüeño, pues como es sabido, el poder corrompe y la condición humana es débil.

Por eso, enhorabuena por nuestro país. Ha llegado el momento del cambio, de un cambio que seguramente no será fundamental, pero sí profundo. Es de esperar que los que ahora son gobierno, y que han recibido la oportunidad y el honor de cumplir esa tan ansiada tarea, así como la futura oposición, sepan poner por encima de sus intereses el bien de Chile, por el beneficio de todos.