Católicos en la política y políticos católicos

Teófilo González Vila | Sección: Política, Religión

04-foto-1-autor4Hay muchos católicos en la Política, pero apenas políticos católicos, esto es, tales que esa condición se note en su actividad política.

Las exigencias de orden moral a las que debe atenerse el político católico no son distintas de las que debe atender el no católico. La fe católica facilitará una mejor comprensión de esas exigencias y la gracia prestará especial fuerza para cumplirlas, pero no modifica su contenido. Lo específico del político católico en cuanto tal se sitúa en el momento de la motivación y en el plano del sentido que presenta esa su actividad en el contexto de la visión global que la fe le ilumina.

En la perspectiva de fe, también la actividad política (1) –sonará esto en muchos oídos a música celestial– es para lugar de santificación, y medio privilegiado para ésta en cuanto la política es lugar e instrumento para la realización estructural de la caridad, la caridad política, la que se realiza mediante esa actividad que está por su específico contenido, por su centralidad, globalidad, universalidad, dentro del todo social, directamente ordenada al bien común (2).

La irrelevancia de la presencia de los católicos en la actividad política se corresponde con la falta de convicción en la fuerza política del amor que parece marcar a los católicos políticos y a toda la comunidad cristiana a la que pertenecen. La irrelevancia política de los católicos se corresponde con su irrelevancia cultural. No haya alternativa política sin alternativa cultural. En la política se decanta una cultura. La cultura es la política a largo plazo.

La ambigüedad moral de la política no justifica la abstención, ni el abandono, de esta actividad. Afortunadamente, junto a la defección y corrupción de muchos católicos en la política y aun de los que pueden aparecer como políticos católicos, el ideal de una política marcada por la búsqueda del bien común, como realización de la caridad estructural, la caridad política, no es un objetivo imposible. Ejemplos hay, algunos cercanos, que permiten afirmarlo. Pero esos ejemplos lo son también de que eso sólo es posible a quien se mantiene unido a la comunidad-creyente nodriza, en cuyo seno reza, recibe la luz de la fe y la fuerza de la gracia. Hay que exhortar a los jóvenes a entrar en la política strictissimo sensu con esa motivación y actitud (3).




Notas:
1. La “política”, es decir, “la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común» (Juan Pablo II, Christifideles laici, 42 y Nota doctrinal, de 24 de noviembre de 2002, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, n. 1).
2. El concepto y la exigencia de la práctica de la caridad política aparecen en el importante documento de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, Los Católicos en la Vida Pública, de 22 de abril de 1986, nn. 61.123.
3. Como señalaba Juan Pablo II, “todos y cada uno tienen el derecho y el deber de participar en la política, si bien con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades. Las acusaciones de arribismo, de idolatría del poder, de egoísmo y corrupción que con frecuencia son dirigidas a los hombres del gobierno, del parlamento, de la clase dominante, del partido político, como también la difundida opinión de que la política sea un lugar de necesario peligro moral, no justifican lo más mínimo ni la ausencia ni el escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública” (Christifideles laici, 42).
Este artículo fue publicado originalmente por Análisis Digital, www.analisisdigital.com.