Subdesarrollo mental y cívico

Francisco Javier Vargas G. | Sección: Historia, Sociedad

07-foto-1¿No les sucede a Uds. lo mismo?, lo desagradable que es caminar en las aceras de nuestra ciudad de Santiago, en los distintos municipios. Escupos de distintos tamaños, excrementos de mascotas no recogidas por sus dueños, o de perros vagos. Incluso, esto ocurre, en las aceras frente al edificio de La Moneda. ¡Es vergonzoso…! eso demuestra nuestro subdesarrollo mental y cívico.

Pero este subdesarrollo mental y cívico no es reciente. En una crónica publicada el 2 de diciembre de 1925, el insigne escritor y cronista Don Joaquín Edwards Bello denunciaba estos malos hábitos de los chilenos.

A continuación, transcribo la parte pertinente de la crónica: “Ahora estoy en Ginebra, que es la verdadera ciudad antípoda de Santiago en materia de servicios municipales. Aquí el aseo es una cosa inculcada profundamente en los hábitos nacionales. Digamos una cosa para asombro de los santiaguinos: en Ginebra se prohíbe escupir en las veredas y, por consiguiente, no se ven escupos en las veredas.”

“Yo recuerdo un poquito avergonzado nuestras calles, no ya las del arrabal, sino las del centro, donde suelen verse a toda hora escupos de toda categoría, de todas formas, y especialmente como repulsivas ostras. Comprendo tan perfectamente el asco de los suizos por los escupos, que al ponerles el pie encima algunas veces suenan como cucarachas aplastadas.”

“En todo orden de cosas se nota en Ginebra la mano de una fuerte autoridad. Aquí, como en Estados Unidos, como en Alemania, como en Inglaterra, existe la frase ‘se prohibe’. Es buen tiempo que aprendamos a escribirla y respetarla. ¡He ahí lo que nos falta!”

07-foto-21¡Cuán vigente es esta crónica de don Joaquín Edwards Bello! Han transcurridos 84 años, la frase “Se Prohibe”, aún no la hemos escrito y ninguna autoridad municipal ha intentado hacerlo. Hay abulia por parte de las autoridades y una falta de educación en los hogares y colegios encaminadas a corregir esta mala costumbre.

Además de educar a la gente, los municipios en general deberían seguir el ejemplo del Municipio español de Agreda. En diciembre de 2008, aprobó una ordenanza de limpieza que contempla multar a los vecinos que tengan un comportamiento incívico en la vía pública. Si escupen en la calle o no recogen las heces de sus mascotas, serán sancionados con una multa que se eleva a 120 euros (unos 100 mil pesos), y si tiran una colilla o un papel, la multa ascenderá a 60 euros.

También se sancionarán a todas aquellas personas que rieguen las macetas o sacudan las alfombras perjudicando a sus vecinos y no recojan las heces de sus mascotas. En los edificios de condominios santiaguinos y en jardines, parques cercanos a éstos, estas faltas de respeto es pan de cada día, y es objeto de conflictos entre vecinos.

Ya es hora que los medios de comunicación inviten a los ediles y concejales para hacer realidad la asertiva sugerencia de nuestro afamado cronista hizo hace 84 años atrás. La sufrida ciudadanía se los agradecerá.