Sentido común y la gente sencilla

Ruggero Cozzi Elzo | Sección: Sociedad

07-foto-1-autor1Los Trabajos de Invierno nos dejan siempre gigantescas enseñanzas de vida. Para mí, una de muchas cosas que me impresionó este año, fue ver cómo el “sentido común” se muestra tan claramente en gente humilde, sencilla, trabajadora y de esfuerzo, que mucho tienen que enseñarnos.

Testimonio de Fe

“Diosito, diosito, gracias”. Así, sin rodeos, sin rubores, le agradecía a Dios una señora que ayudamos. ¿¿Por qué a Dios?? La casa la construimos nosotros, la plata la consiguió todo un equipo de estudiantes, los materiales los movió la Municipalidad… ¿por qué entonces agradecer a Dios? Hoy eso parece ridículo. La soberbia humana nos hace pensar que todo proviene del hombre y su tecnología; la autonomía y libertad –mal entendidas– nos conducen a ese error de creer que el hombre no depende de nadie más que de sí mismo. Pues bien, para una mente sencilla, de corazón humilde como el de ésta señora, no es así. El “sentido común” la llevó a pensar que las cosas tienen un fundamento trascendente, superior, sobrenatural, que hay una ley y un poder que está por sobre los hombres, y que a fin de cuentas, si algo de bueno tuvo lo poco que nosotros hicimos, era porque Dios estaba presente.

Sencillez y desapego material

07-foto-21“En Santiago están locos, la gente compite por quién tiene más cosas… mucho materialismo”. Algo así fue un comentario sacado de una conversación cualquiera con otra persona en el sur. Y es que es evidente que el “consumismo” y el “materialismo” nos corrompen como sociedad. Esa carrera por acumular riqueza, status, exterioridades ¿de qué sirve? Esto no tiene nada que ver con la “lucha de clases” o el resentimiento social… es tan simple como meditar acerca de dónde ponemos nuestras prioridades e intereses: ¿materia o espíritu?, ¿cuerpo o alma?, ¿cosas o personas? Gran crítica y enseñanza la de esta sencilla persona, si además agregamos que su actitud ante la vida era, como ella misma decía, de “ser feliz con lo poco que tenía”. Trascendencia de la persona y contingencia de lo material: puro “sentido común”.

Valores tradicionales

El inspector de la escuela donde alojamos me contaba, con chochera, de sus ex-alumnos sobresalientes, que habían logrado salir adelante y “superar la pobreza”. Lo lamentable, me decía, era el cambio cultural de las nuevas generaciones de alumnos. ¿Difícil tema, no? Vaya sorpresa escuchar de gente común y corriente el valor e importancia que le dan a temas como la fidelidad conyugal, la familia tradicional y el trabajo. La búsqueda del placer inmediato sin responsabilidades, a juicio de este inspector de colegio, eran causantes de la carencia de sentido en las vidas de muchos jóvenes que se pierden en las drogas, el carrete, el sexo y el alcohol.

Quizás tuve la coincidencia de toparme con personas excepcionales, quizás no. Pero al menos permítanme sorprenderme, porque esa forma de pensar, honesta y sencilla, sin miedo al “sentido común”, lo hace pensar a uno si no debieran ser personas como ellas las que nos misionen y ayuden a nosotros…

Con cariño, a la gente de Lanalhue. Gracias por sorprendernos…




El autor es alumno de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile.