La batalla final

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Política, Vida

Esta ha sido la semana más importante de la que se tenga memoria en muchos años.

Es la semana en la que Sebastián Piñera comenzó a perder definitivamente la elección presidencial y es la semana en la que la UDI quedó expuesta a su fractura definitiva.

No sabemos si Piñera pensó o no lo que dijo primero y lo que dijo después: que hay que distribuir la píldora, que hay que legalizar su distribución. Si no lo pensó, no debe llegar a gobernar, por frívolo. Si lo pensó, no debe llegar a gobernar, por inconsecuente.

Frivolidad para olvidar que, “ante la duda abstente” –y en este caso la presunción de aborto está más que fundamentada– o inconsecuencia, porque ha proclamado a los cuatro vientos que es un defensor de la vida, pero cuando ella es minúscula, sólo germinal, para Piñera se la lleva el viento.

Sí, estas son palabras duras, son palabras que no quisiera haber escrito. Pero son palabras exigidas por los cientos y miles de niños que están en riesgo de ser asesinados, desde la PDD hasta el aborto sin restricciones. Y ellos no pueden escribir. En este tema, no hay posibilidad de haber votado que No y pedir las adhesiones del Sí. Chao, se acabó.

Y, como si fuera poco, Piñera tensionó sin necesidad alguna a los parlamentarios y candidatos de la Alianza. Ahí están, los pobres, sacando cuentas sobre qué les conviene decir.

Por eso, en los más débiles, aparecen las filigranas retóricas, como si se tratara de un problema de alcantarillado o de cuotas de pesca. Sí, las claudicaciones de Víctor Pérez, de Felipe Salaberry, de la Marcela Cubillos, de Joaquín Lavín. Que se trata de un problema de conciencia, han dicho. Obvio, y justamente para hacer exigibles esas obligaciones a sus militantes, es que existe un partido que afirma (no ha pasado ni un mes de Punta de Tralca) que la concepción cristiana de la dignidad humana es el norte de sus obligaciones de conciencia.

01-foto-2-alternativa-2¿En qué quedamos? ¿Hay algo que sea exigible a un UDI o cualquier postura vale? ¿Olvidaron ya algunos diputados que poco tiempo atrás afirmaron que “para más de alguien puede parecer exagerado que hablemos de ‘píldora abortiva’. Pero por fuerte que suene, eso es. Se trata de un aborto ‘sencillo, discreto y silencioso’“ (Cubillos, Uriarte y Forni).

Se ha levantado, una vez más, una voz valiente y transparente, la de José Antonio Kast. Es la palabra de quien debe liderar a todo el enorme conglomerado de adultos y jóvenes que claman por consecuencia, por entrega y por sacrificio. Esa gente está muy activa, es muy numerosa y su existencia es la segunda razón para no abandonar la UDI y dar desde dentro una pelea final contra quienes la han quebrantado.

La primera razón es la vida y la muerte de Jaime Guzmán.