Por lo general la oposición, de manera muy torpe, critica desmesuradamente situaciones del gobierno en donde se puede inferir alguna cuota de intervención electoral: la repartición de miles de notebook, la inauguración programada de carreteras, hospitales, etc. y por último, una que otra aparición coquetona de la Presidenta con candidatos de la Concertación. Y si bien lo anterior se puede calificar como intervención, existen ciertas categorías que revisten especial gravedad, que, al margen de la denuncia mediática que se realice, merece un esfuerzo serio y silencioso de nuestra parte.

Para algunos operadores políticos, la intervención electoral es un arte… este año, un gran artista del establishment referido, ha pintado su obra maestra: Mahmud Aleuy, ex Director del Diario La Nación, y actual Director de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo. “Panchito” Aleuy (era su nombre en clave en la clandestinidad), amigo personal de Camilo Escalona, y alto dirigente del Partido Socialista, se ha ganado una fama increíble. Por algo, el Senado rechazó su nombramiento como director de TVN en el año 2007, y no por nada, fue puesto, a un año de las elecciones, en el servicio público que maneja casi la totalidad del presupuesto de las Municipalidades de todo el país, algo así como $550 mil millones.

Nadie discute la calidad de los proyectos de inversión y los criterios de distribución que se utilizan en la actualidad para financiar a las Municipalidades y a los Gobiernos Regionales, lo que se discute, y con toda razón, es por qué, en el último año de gobierno de la Presidenta Bachelet, la ejecución presupuestaria a la fecha, en comparación con el año 2006, se ha duplicado, privilegiando a comunas con una clara identificación oficialista, a través de la colocación de “profesionales” (cuoteo) encargados de redactar de manera oportuna y acertada los proyectos que comúnmente se pierden por no cumplir con las bases técnicas. ¡Esa es la explicación!, cuando todos sabemos que los la adjudicación de recursos públicos, vía proyectos de inversión sectorial, por criterios técnicos (los que propone el Sistema Nacional de Inversiones), no supera el 50% , lo que significa que con o sin “profesionales”, la mitad de los recursos se reparte con criterios políticos.

Para cualquier persona sensata, lo anterior es discutible, y requiere por cierto de un mayor análisis. Pero como muchos ya se habrán enterado, las torpezas no terminan ahí, ya que en menos de 2 meses, la SUBDERE contrató millonarios servicios, primero, a Luis Angulo (ex Jefe de la División de Políticas y Estudios de la SUBDERE), encargándole realizar una encuesta por $180 millones –que por lo demás, considera preguntas directas respecto a la valoración de la ciudadanía de aspectos político-contingenciales (sondeo político)–, y luego, con la misma lógica, se contrató a Eugenio Tironi (alto miembro del Comando de Eduardo Frei), para realizar más encuestas (del mismo tenor), esta vez, por $60 millones. Esto parece ser suficiente evidencia para afirmar que desde la SUBDERE se teje una de las operaciones de intervención electoral más millonarias jamás conocidas, y lo más grave, a vista y paciencia de toda la clase política.

Solo queda esperar que la Oposición fiscalice de verdad este abuso, y que por cierto, sea capaz de informar con inteligencia y audacia a la ciudadanía el indecente uso que realiza la Concertación con la plata de todos los chilenos.