Adiós al SIMCE 2008
Gonzalo Vial Correa | Sección: Educación, Política, Sociedad
Hoy la prensa nada dice del SIMCE 2008. Porque han pasado las más o menos dos o tres semanas, como máximo, que un tema importante puede retener el interés de los medios y de la opinión pública en nuestro país, ésta y aquéllos afligidos de crónico déficit atencional.
El ministerio del ramo lo sabe muy bien. Por eso, durante dichas dos o tres semanas, su táctica es siempre la misma: reconocer casi clandestinamente lo malo, cuando es indisimulable, y destacar lo bueno a toda orquesta. Desde que existe el SIMCE, lo bueno ha sido poco, casi nada, y lo malo mucho. Pero la diferencia en los énfasis respectivos permite disimular el desastre e ir tirando… hasta el próximo SIMCE.
Así ha sucedido respecto a la prueba de 2008. La catástrofe ha sido total en 2º medio, y en Matemáticas de 4º básico, y ha habido un leve avance, cinco o seis puntos, en Lenguaje y Comunicación del segundo nivel señalado. ¿Adivinan Uds. dónde han puesto el énfasis los comentarios ministeriales?
Simplemente para constancia (pues ya a nadie le importa nada… pasó la quincena del SIMCE), hagamos el contrapié de las fanfarrias del ministerio.
1. El nivel alcanzado en Lenguaje, 4º básico, es –promedio nacional– 260 puntos. ¿Qué significa esta cifra cabalística, en conocimientos efectivos? Usando las tradicionales notas de calificación, ¿260 puntos equivalen a un 3, un 4, un 5? Nadie lo sabe, porque el ministerio no lo explica. Se limita a alegrarse, pero… ¿de qué se alegra? Hemos subido, conforme, mas… ¿desde dónde y hasta dónde? ¿Del primer al segundo piso, o del cuarto subterráneo al tercero?
Tampoco conozco estudios privados que ayuden a resolver este enigma, salvo uno de Bárbara Eyzaguirre (Estudios Públicos, Nº 93), que se refiere al SIMCE 2002, 4º básico, pero respecto de Matemáticas. Supongamos que 2002 y 2008 sean comparables (debieran serlo), y que el mecanismo conceptual de asignación de puntos, en Matemáticas, no haya sido muy distinto (no se percibe por qué lo sería) al utilizado en Lenguaje y Comunicación. El estudio indicado afirma que, en Matemáticas de 4º básico, año 2002, 260 puntos equivalían a un nivel de conocimientos correspondiente a 2º básico.
¿Será lo mismo el 2008 en Lenguaje y Comunicación? ¿Estaremos celebrando que nuestros alumnos de 4º básico debieran estar en 2º básico?
2. Robustece la inquietud anterior el hecho de que la ministra nos diga que el 62% de los alumnos que terminan 1º básico NO SABE LEER (El Mercurio, 20 de abril). A lo más y mejor, pues, lo habrán aprendido en 2º. Llegados a 4º… ¿alcanzarán el nivel de lectura de este año, al terminarlo?
La ministra confía en “avanzar… significativa y masivamente” en aprendizaje lector, gracias a la subvención preferencial. Esta, observa, hace que por cada alumno «vulnerable» un establecimiento reciba hoy al mes $ 63.390.
He dicho innumerables veces, por años y años, algo que hoy casi nadie discute: a saber, que la subvención MINIMA para un niño CORRIENTE —no «vulnerable»— debe ser el doble de la actual, es decir, del orden de los $88 mil mensuales. El niño VULNERABLE, pues, no alcanza a recibir HOY, en total, la subvención mínima que debiera pagarse por un niño CORRIENTE. Con el pago actual, ni éste ni aquél –pues– van a ninguna parte. La buena intención y esfuerzo de la ministra están destinados al mismo fracaso de los últimos veinte años.
(De paso, digamos que la UDI comete igual error en su último Congreso: creer que el camino es doblar la subvención preferencial, y eso, sólo a algunos establecimientos. Si se hiciera, el niño VULNERABLE de esos establecimientos apenas se acercaría al nivel de subvención necesario para que un niño CORRIENTE reciba una enseñanza de calidad. Ni uno ni otro, de nuevo, la tendrían.)
Pero hay un absurdo peor. 1º y 2º básicos, según señala con razón la ministra, son los cursos claves para el aprendizaje lector. Si éste no tiene éxito cuando más en el segundo año referido, todo se retarda y complica hacia arriba. Pues bien, ESOS SON LOS CURSOS QUE RECIBEN MENOR SUBVENCION… NO YA $44.000, SINO TREINTA Y UN MIL PESOS –¡$31.000!– POR NIÑO AL MES.
La séptima u octava parte de lo que cobra un colegio pagado.
¿Qué sentido hallar a este despropósito?
Tengo el más profundo respeto y afecto personal por la ministra. Pero que no la sigan engañando. No hay ni habrá mínimos educacionales sin poner sobre la mesa el dinero estrictamente indispensable al efecto.
No basta con él, ciertamente. Pero sin él, todo lo demás es música celestial.
Lo que queda son placebos, drogas de la conciencia. La última conocida, y sin duda la más sedante, la proporciona el máximo experto educacional de la Concertación (El Mercurio, 24 de mayo). La educación chilena no puede ser tan “mala”, dice, porque tenemos “positivos índices” de “competitividad global… calidad institucional… entorno de negocios (!)… atracción para las inversiones en manufacturas (!!) y… capacidad para enfrentar la crisis que zarandea al mundo(!!!)”. ¿A qué preocuparse entonces del SIMCE, la prueba PISA y restantes trivialidades? Tanto más cuanto los alumnos municipales y particulares subvencionados, sin saber leer, de todos modos se hallan en etapa de “acercamiento” a la “revolución digital”… Excelente receta para dormir tranquilo. Pero no preguntarse, por favor, en qué ni a través de quiénes los establecimientos municipales y particulares subvencionados aportan a tantas bondades macroeconómicas.
Nota: Este artículo fue originalmente publicado en La Segunda.




