¿Hasta cuándo?
Juan Carlos Aguilera | Sección: Educación, Sociedad
Resultados examinación de profesores: regular.
Resultados examinación de egresados: regular.
Resultados pruebas Simce y PSU: regular.
Resultados pruebas Timss y Pisa: mal.
Conclusión: la educación en nuestro país es mediocre, vaya novedad.
Esa es la evidencia empírica, la realidad nos dice que el asunto es peor. En la llamada sociedad del conocimiento los jóvenes y jovencitas de nuestro país están, desde ya, quedando al margen del futuro.
Soluciones. Ahora hay que dejar de ser generalista y hay que especializarse. Las escuelas de pedagogía deben reformar (palabra mágica), por enésima vez, los planes de estudios y las mallas curriculares. Hay que dignificar la profesión docente. Cambiar el estatuto docente. Pagar mejor a los profesores. Elevar los estándares (otra palabra mágica) de ingreso a la universidad para quienes estudien pedagogía. Incluir más y más pruebas de medición de la calidad, para seguir constatando lo mal que estamos (masoquismo pedagógico). Certificar los colegios por una agencia única estatal. Acreditar las carreras de pedagogía, lo que provocará mágicamente la mejora. Aumentar la subvención estatal. Regalar más maletines literarios y más notebook para estar a la altura de los países desarrollados. Incorporar aulas tecnológicas sofisticadas. Empoderar el liderazgo (palabras extrañas) de los directores. Descentralizar la gestión de las escuelas para convertirlas en efectivas, comprensivas, inclusivas, etc. Dar cheques escolares a los padres para que elijan el colegio en donde quieren educar a sus hijos. Crear organismos reguladores de la calidad y un Curriculum Nacional (suena potente). Recurrir a los expertos de siempre, con categoría de Gurús, pertenecientes a las diferentes sensibilidades, para que elaboren un documento marco. Realizar con carácter de urgente un gran debate nacional para determinar el rumbo a seguir porque este es un problema de todos (palabras sofísticas). Conformar mesas de trabajo en la que participen todos los actores involucrados (incluido el gato de la casa). El lector puede imaginar otras más creativas.
Pues bien, considero (lo digo para ser original, innovador, emprendedor, líder y trabajador en equipo), que todas esas soluciones no van a la raíz del asunto. El problema de fondo y sobre el cual no se ha escuchado decir palabra alguna, consiste en el modo en que se concibe el acto de educar y las corrientes filosóficas o mejor dicho ideológicas que lo sustentan. Curiosamente, siendo éste el problema más delicado, los diferentes actores y sensibilidades (ahora se dice así, no se piensa, es peligroso, se siente), están en el fondo de acuerdo, hay una especie de consenso fáctico. Por eso la educación en nuestro país, por más que realice cambios a nivel, digamos tecno-estructural, para utilizar un término políticamente correcto, no va a mejorar.
Constructivismo, pedagogismo, psicologismo, aprendizaje significativo, aprender a aprender, relación horizontal profesor alumno, autonomía, educación en competencias, pensamiento crítico, emprendimiento, y otros términos al uso que son pura sofistería, o cómo diría Girard “mentiras románticas”, obnubilan a los expertos y a la gran mayoría de los facilitadores del aprendizaje (dejaron de ser profesores para convertirse en organizadores de actividades entretenidas). Además, si añadimos a los inspiradores de tales visiones (sueños), los Rousseau, Vigotsky, Ausubel, Escuela de Frankfurt, Foucault, Piaget, Dewey, Freire, Marchesi, etc., etc., encontraremos a los responsables últimos de la mediocridad a nivel educacional.
El debate auténtico debería girar en torno al núcleo inspirador de la educación, es decir, la concepción del hombre que subyace en las visiones mencionadas y advertiremos la causa del mal que nos aqueja.
En la hora presente, hay que atreverse a pensar, pero me parece que puede resultar un verdadero acto de rebelión, porque como decía el nada sospechoso Claudio Magris: “la equivalencia y permutabilidad de los valores determinan una imbecilidad generalizada, el vaciamiento de todos los gestos y acontecimientos”.
¡¡¡Hasta cuándo!!!




