Cristianos en Iraq: Una Iglesia en el exilio

Juan Luis Váquez Dí­az-Mayordomo | Sección: Héroes Anónimos, Religión

Los cristianos constituyen poco más del 3% de la población en Iraq. Sin embargo, son la comunidad que más está sufriendo las consecuencias de la guerra y la falta de seguridad y de estabilidad política. El último Informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada denuncia las amenazas constantes a las que se ven sometidos los cristianos para abandonar el país. Un ejemplo: «Están destruyendo a cientos de familias cristianas con sus hijos. En sus buzones depositan CD con grabaciones de ejecuciones para aterrorizarlas y persuadirlas de abandonar sus lugares de culto, convertirse al Islam o abandonar Iraq de inmediato, so pena de sufrir el mismo destino que las víctimas de las grabaciones». La principal consecuencia de esta presión asfixiante es el éxodo masivo hacia otros países. Antes de 2003, año de la invasión anglo-americana, los cristianos eran 800.000 sobre una población de 25 millones de habitantes. Ahora, son poco más de 300.000.

El Papa Benedicto XVI recibió, la semana pasada, en el Vaticano a los obispos de la Iglesia caldea, con motivo de su visita ad limina, y mostró su apoyo a esta Iglesia sufriente: «Entre las urgencias a las cuales debéis hacer frente, se encuentra la situación de los fieles que afrontan diariamente la violencia. Me descubro ante su coraje y su perseverancia frente a las pruebas y frente a las amenazas de que son objeto, particularmente en Iraq. El testimonio que están dando del Evangelio es un signo elocuente de la vivacidad de su fe y de la fuerza de su esperanza. El número de fieles de la diáspora no ha dejado de crecer. Sería bueno que los fieles caldeos que viven fuera de las fronteras nacionales mantuvieran e intensificaran los lazos con su Patriarcado, con el fin de que no se separen de su centro de unidad. Es indispensable que los fieles guarden su identidad cultural y religiosa y que los más jóvenes descubran y aprecien la riqueza del patrimonio de su Iglesia patriarcal».

Una misión en Iraq

El Informe de ayuda a la Iglesia Necesitada constata que, para escapar del caos en el que viven inmersos, muchos cristianos iraquíes huyen a los países vecinos, donde esperan obtener visados para ir a Occidente. A finales de 2007, había entre 25.000 y 30.000 cristianos en Jordania, 100.000 en Siria, 4.000 en Turquía y varios miles en Líbano. En este contexto, el Papa afirmó a los obispos iraquíes que «la Iglesia caldea está llamada a jugar un papel esencial de moderación de cara a la construcción de una nueva sociedad donde cada cual pueda vivir en concordia y respeto mutuos. Hoy la Iglesia caldea debe continuar esta misión al servicio del desarrollo humano y espiritual. Por ello, es necesario promover un alto nivel cultural entre los fieles, particularmente los jóvenes. Una buena formación en los diversos campos del saber, tanto religioso como profano, es una inversión preciosa para el futuro».

Tropas en Iraq: una salida difícil

Luis Sako, arzobispo de Kirkuk: «Quienes han permanecido en Iraq viven en la preocupación por sus niños, por su futuro, por sus casas y trabajo. La mitad de los cristianos ha dejado el país, y ahora es necesario ayudar a estos cristianos a volver».

«La política no depende de una sola persona. Si Obama decide retirar los soldados, entonces será un problema, quizá se desencadenará una guerra civil. No tenemos suficientes soldados y policías para controlar un país de 25 millones de personas. Si el ejército de Estados Unidos se retira sin una paz consolidada, podría explotar una guerra civil. Sin una fuerza que controle Iraq, la retirada sería un desastre».

Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad: «Lo primero es llevar paz y seguridad, después se puede concluir la misión militar. La democracia no debe imponerse, sino que debe ser enseñada. Es necesario salir con responsabilidad de Iraq. Llevar paz y seguridad es deber de los ocupantes, es el Derecho internacional el que lo afirma. Esperemos que Obama pueda hacer esto, después los americanos deberán dejar el país a los iraquíes y no a otros».

Georges Casmoussa, arzobispo sirio-católico de Mosul: «Tras la llegada de las fuerzas estadounidenses, las dificultades se quintuplicaron, aunque ellos no son el problema, ya que tarde o temprano dejarán Iraq. El verdadero problema de las comunidades en Iraq es la negación de los otros».




Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Alfa y Omega (www.alfayomega.es).