Cuanta razón tiene don Gonzalo Vial.

Antonia | Sección: Nos han escrito

A mi me parece que el Estado actual y desde ya hace varias décadas, tiene un interés perverso en mediocrizar la sociedad, especialmente las dos últimas, en donde ésta a ido perdiendo gradualmente sus valores más sagrados y esenciales, y donde las diferencias socioeconómicas se han acentuado.

El Estado chileno ha reducido drásticamente su papel garante de la igualdad de oportunidades y su rol fiscalizador, haciendo sólo el papel de caja pagadora, en muchas ocasiones.

Esto se hace particularmente patente en la educación. Si el Estatuto Docente de 1991 es tan nocivo, entonces, ¿cuál es el interés de mantenerlo vigente?, ¿por qué no lo modifican o derogan?, ¿qué es lo hace falta para eliminarlo?, ¿sólo dinero?
Al Estado y a los políticos de todos los colores les conviene fomentar la permanencia de una sociedad mediocre, individualista y por lo tanto carente de sentido comunitario e incapaz de tomar conciencia de su importancia como tal. De esta manera, ricos y pobres, privilegiados y desposeídos, profesionales, técnicos, trabajadores no calificados, dueñas de casa, etc., somos mucho más manejables.

Nos cuentan el cuento y nos meten el dedo en la boca una y mil veces y permanecemos indiferentes, como si no nos afectara.

La educación es la única y auténtica arma que puede acortar «la brecha». LA educación que nace desde el hogar, desde nuestra infancia, plena de valores éticos y morales, escuela comunitaria del amor, desde donde nace el respeto por los demás, el amor por la dignidad y la superación personal, allí donde aprendemos a tener sentimientos nobles, cuna de la caridad y la indulgencia, de la piedad, de la fe y la esperanza. Yo puedo dar testimonio personal de esto.

La educación que sólo se mide por unos «contenidos mínimos obligatorios», es una educación altamente ineficiente.
Mientras tanto el SIMCE y la PSU, sólo sirven para medir las profundas exclusiones de nuestra sociedad.

Al Estado no le interesa proteger a la familia, por el contrario, ha permitido que los agentes externos la disgreguen sin hacer nada para salvaguardarla y en la actualidad todo atenta contra ella.

Todas las soluciones que ofrece son soluciones baratas e inadecuadas y desintegradas, donde se gaste el mínimo de recursos económicos y sociales.

Antonia