Universidad Católica e inclusión social

Rubén Orellana Ahumada | Sección: Nos han escrito

(Disculpen lo escrito a la rápida, es la copia de una nota que escribí en facebook. Me presento, soy estudiante de la Universidad Católica)

En el otoño recién pasado, se realizó un debate en los jardines de humanidedes entre Claudio Alvarado y representantes de la izquierda sobre educación. Recuerdo que la izquierda tomó cuenta de ciertos pronunciamientos de clásicos liberales sobre educación que favorecían una cobertura estatal y publica

Como decía Niklas Luhmann -el gran sociólogo, que parece que Miguel Crispi, el estudiante de sociología recién elegido como presidente de la feuc ignora- no es tarea del sistema educativo el crear la equidad social, pues al tratarlo lo único que logra es disminuir su misión, o sea disminuir la calidad educativa, pues es sistema autorreferente. La equidad es un input, o sea un requisito previo, y no un outpot o un producto, del sistema educativo. Así lo demuestran los ejemplos de este artículo. La solución a la equidad no está en hacer a la universidad mas equitativa per se, porque hay factores externos a la universidad y a la misma escuela que condicionan el acceso a la educación (Carlos Peña, magíster en sociología, rector Universidad Diego Portales), como son la disparidad en cuanto a cultura laboral y en general el ambiente social; eso factores son mucho mas difícil de manejar que una institucion de 20 y tantos mil miembros, pero es lo único que puede producir una situación de real igualdad de oportunidades; otro intento intrasistémico solo logrará obstruir el funcionamieno del sistema

En la Universidad Católica se da un curioso fenómeno, inverso al que ocurre en la Universidad de Chile e incluso al de la usach: cada vez entra gente de menores ingresos y cada vez entra menos gente de mayores recursos, sobre todo a las carreras «menos lucrativas», como las licenciaturas, pedagogias y otros. Esto no es obra de una politica deliberada de la universidad, si no del atractivo que para muchos concierne la Universidad de los Andes, la Adolfo Ibáñez y la del Desarrollo, entre otras, por su emplazamiento y por la «tranquilidad» y estabilidad que tienen -no paros, no huelgas, no protestas, todo funciona como se planificó – . Este ha sido el gran motivo por el que mucha gente prefiere a la uc por sobre otras universidades, y tambien el gran motivo por la que podrían dejarla. El fortalecimiento de grupos alternativos que apoyan este tipo de movilizacioens -aun cuando no las promuevan directamente en la universidad- es un elemento acelerador de este proceso de cambio socioeconómico.

En el debate de otoño (¿mayo?) la propuesta de la izquierda era una uc con mayor inclusión, pero al parecer por lo que decían, con la misma calidad académica. Lamentablemente esto es sólo una ilusión. El tener un 69% de alumnos que pagan el arancel al contado o en credito con aval permite a la universidad cobrar mas altos aranceles, lo que permite a su vez contratar mejores académicos, desarrollar mejores proyectos de investgación y tener postgrados mejor desarrollados. Una vez que, imaginemos, esta cifra se invierta, la universidad no podrá cobrar lo mismo y su calidad académica -en lo que respecta a rankings internacionales- se vería claramente afectada; la PUC ya no contaria con los mismos recursos y no seria lo mismo : en vez de crear una uc como la conocemos pero mas inclusiva, tendremos una nueva usach o nueva utem ¿para qué si estas ya existen?

Por otro lado, cabe decir que la misma Universidad de Chile – a quienes muchos adulan como modelo- está en una campaña de «deshacerse» de los alumnos pobres e ir acercándose a grupos socioeconómicos más acomodados; así, ha desplegado una fuerte campaña publicitaria en los colegios particulares para «cambiar su imagen», pues la gente de menores recursos -en promedio- aunque tengan el mismo puntaje PSU en general tienen mejor base para enfrentar las exigencias universitarias : de ahí está que, aunque tengan puntajes PSU similares, la adolfo ibáñez aventaje claramente en prestigio a la usach, y esa brecha se alargará cada vez más. Respecto a la Chile, le está dando resultado: del 2003 con 35% de estudiantes provenientes de colegios municipales el 2007 era un 20% y el 2008, si bien no tengo la cifra, por tendencia debiera ser menor. En cambio, la catolica recibe de colegios municipales a un 15% ,,, cada vez más cerca.

Les doy un ejemplo empírico: la Universidad de Concepción v.s. la Universidad Católica de la Santísima Concepción. En esa ciudad de la octava región -al contrario de lo que ocurre en santiago – no hay una verdadera competencia entre ambas universidades, pues casi todos los buenos puntajes de los buenos y no tan buenos colegios -católicos o no, desde el itahue al enrique molina- se van a la UdeC, dejando a la UCSC en un papel de receptora de los alumnos que no quedaron en la primera, los primeros puntajes de la UCSC en casi todas las carerras equivalen al puntaje de corte de la UdeC. ¿Adivinen qué? Socioeconomicamente, la UdeC tiene alumnos de quintiles más altos que la UCSC, y la segudna está rankeada muy por debajo de la primera : a pesar de ser universidad católica, es inclusiva socialmente, y miren el resultado
El NAU se enfrenta con una universidad que está cambiando, tiene que tomar en cuenta que calidad educativa e inclusión social – si el input no es la igualdad de oportunidades- no son conciliables, el aumento de una ceteris paribus taera irremediablemente la disminución de la otra.

En mi opinión, el input de igualdad de oportunidades se producirá con mejores incentivos y descentralziación a la tarea de escuelas en sectores pobres y a la generalización de una cultura que privilegie el trabajo y el esfuerzo, en vez de la actual cultura festiva que es impronta de latinoamérica yq ue nos impide ser un país desarrollado

Rubén Orellana Ahumada