Ley de Educación Pública: ¡Pésima idea!

María Angélica Henríquez | Sección: Nos han escrito

El gobierno entre gallos y media noche sale con una reforma que huele a Transantiago. ¡Cómo es posible! que se quiera volver a la obscuridad de la educación dirigida y administrada por estado. Lo conocí y lo viví me toco encabezar la municipalización de Quillota, San Felipe y Los Andes y personalmente puedo dar testimonio de lo que significa pasar de una administración a otra.

Para ser breve, el espíritu de la ley era que las municipalidades ADMINISTREN LOS DINEROS DE SU COMUNA OBTENIDOS VIA SUBVENCION POR ALUNMNO.

Nunca se habló que los municipios fueran los responsables de la calidad todo lo contrario se le restableció al Ministerio esa facultad y se lo liberó de efectuar el pago , mensualmente de más de 100 mil sueldos que significaban que cada mes el 80 % del ministerio se abocara a preparar y entregar los sueldos de 21 a 21. Obviamente la calidad, está vinculada con los medios financieros así como a la infraestructura y a los profesores pero no necesariamente deben ser administrados por la misma mano, teniendo presente que con mínimos conocimientos de administración se sabe que n lo financiero, es más efectiva aquella, que está más cerca de los administrados, en este caso la comuna.

Actualmente el Ministerio se ha farreado preocuparse de la calidad de la educación, tan mentada, manida y usada. Lo que sucede es que administrar a todos los profesores con una sola mano constituye una herramienta política maravillosa solo hay que pensar cuantos alumnos hay en el sistema escolar y agregarles papa y mama hermanos Estamos hablando de 6 millones de personas.

Agregar a eso los 170 mil profesores sometidos a una sola mano que les paga los sueldos y les da su grado y merito.
Pensemos que el dinero que se necesitara será infinito con el agravante que cuando se hizo el traspaso de un sistema a otro se les dio a todos y cada uno de los docentes, una cantidad de dinero importante como compensación por ese cambio, que obviamente fue una inversión fiscal altísima dado que el universo era de miles de personas en las 12 regiones y las 250 comunas, plata de todos los contribuyentes muy bien invertida desde esa perspectiva.

María Angélica Henríquez