Proyecto Esperanza

Joaquín Reyes Barros | Sección: Héroes Anónimos, Vida

Para nadie es un secreto que el aborto es una realidad terrible. Consiste en el asesinato a un niño inocente, y más encima indefenso. El mal moral del aborto es gravísimo, por cuanto significa un desprecio por parte de la madre de aquel niño que Dios quiso poner en su cuidado. Aquella persona que Dios escogió para cuidarle es precisamente la que decide darle muerte. Su crimen tiene repercusiones que incluso sobrepasan el orden temporal: Además de privar a su hijo de la vida natural, lo priva también del modo ordinario de conferirse el bautismo, sacramento que borra el pecado original y abre las puertas del Cielo.

Quien se somete a un aborto, muchas veces lo hace engañada de las consecuencias de éste, o bajo presiones que en el instante parecen insuperables. Además, si se tiene en cuenta la campaña mundial contra la familia y a favor de la sexualidad egoísta, cuyos “derechos” pueden estar incluso por sobre los derechos de quien todavía no puede defenderlos, es muy difícil encontrar verdadero apoyo para sobrellevar el traumático suceso. La madre arrepentida, que busca consuelo y auxilio, a veces se siente incapaz de afrontar por sí sola el difícil trance en que se encuentra. Los remordimientos de conciencia pueden intentar acallarse llevando una vida superficial, pero el mal sigue ahí. Quizás frecuentemente aquella madre que renegó de su vocación sienta otra tentación, más terrible aún que la del aborto: la desesperación.

Quien desespera no encuentra paz ni en esta vida ni en la otra. La desesperación es el único pecado que Dios no puede perdonar, pues consiste precisamente en la cerrazón de toda posibilidad de perdón: por culpa de la desesperación, el pecador no quiere ser perdonado, ya no confía en la misericordia divina.

¿Qué hace una madre (o un padre) que ha sufrido en carne propia el amargo engaño del enemigo de la naturaleza humana, que le ofrecía paz y felicidad al “liberarse de aquella carga pesada” que iba a ser su hijo, pero que, luego de consumado el acto, se da cuenta del engaño y ve que el pecado sólo ha traído tristeza e infelicidad? No hay consuelo posible en el mundo. Menos aún en los tiempos actuales, en que las autoridades nacionales e internacionales reniegan de su razón de ser (dirigir al bien común) para ceder ante caprichos ideológicos que no son sino una vil máscara para ocultar su falta de racionalidad y sus vicios morales.

En este contexto, surge en Chile “Proyecto Esperanza”. Él se inspira en el trabajo que realiza el Proyecto “Raquel” en Estados Unidos, fundado por Vicki Thorn en el año 1985 en Milwaukee y difundido en todas las Diócesis de Estados Unidos, y por el Señor Dan Zeidler, presidente de “Family Life Council” y representante de Alianza Latinoamericana para la Familia (ALAFA) en Estados Unidos. En Chile nace en 1999, a la sombra del Santuario de Schoenstatt de Bellavista, iniciado por un grupo de profesionales laicos, asesorados y acompañados por sacerdotes de este mismo Movimiento Apostólico de Schoenstatt.

¿Qué es el Proyecto Esperanza?

El Proyecto Esperanza es un programa de acompañamiento, realizado para mujeres y hombres que han experimentado la pérdida de un hijo antes de nacer, especialmente por un aborto provocado, y sufren el Síndrome post-aborto. Esta atención es brindada por profesionales, con una actitud de acogida, comprensión y confiabilidad respaldada por el apoyo pastoral de sacerdotes que tiene como finalidad facilitar un proceso de aceptación, reconciliación y acoger su dolor por la pérdida del hijo.

¿Qué es el síndrome post-aborto?

1. Una condición por medio de la cual el aborto destruye el vínculo natural entre los padres y su hijo, y que deja a la madre y al padre con la sensación de que les falta algo.

2. Un conflicto que se crea en la mujer entre su papel de madre y el papel que desempeña en la destrucción de la vida de su niño no nacido.

3. Una negación de la pena y el luto que una mujer tiene que reconocer y expresar por su hijo abortado.

4. Una condición que debilita tanto física como emocionalmente, y que puede disminuir el funcionamiento y el bienestar de la mujer como individuo, en la sociedad y dentro de su familia.

5. Un conflicto que otros miembros de la familia también experimentan en sus respectivos roles después del aborto.

Etapas del Acompañamiento

1. Educación sobre el síndrome post-aborto.

2. Enseñar a determinar cuáles son los conectores personales del aborto

3. Liberar el dolor emocional y la rabia reprimida

4. Restaurar las relaciones rotas consigo mismo, con los demás y con Dios

5. Establecer una relación con el niño abortado y aprender herramientas de autoayuda

Quienes deseen obtener más información sobre el Proyecto Esperanza pueden dirigirse a la página web www.proyectoesperanza.cl

Proyecto Esperanza en Chile

Vicaria para la Familia Fono :7900630 o
el 7900641(Despues de las 14:00Hrs)

Santuario de Schoenstatt de La Florida Teléfono: 2853759

Unidad de la Familia Corporación Municipal
Puente Alto Teléfono: 7315425

Vicaria para la Familia del Obispado de
San Bernardo
Teléfono: 8587354

Vicaria para la Familia Arzobispado
de Santiago
Teléfono: 7900630

Parroquia San José Benito Cottolengo
Derivación
Teléfono: 3177048

Ciudad de Coyhaique: pro_esperanza@yahoo.com
Ciudad de Concepción: Fono 2620670 Sra. Maria Ester Albornoz
(Arzobispado- Pastoral Familiar) Correo pfamilliarconcepcion@hotmail.com

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