Sufrir con prudencia

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Política

Gonzalo RojasVan y vienen las protestas por la insólita situación de injusticia flagrante en que se encuentran varios altos oficiales en retiro, hombres de la gloriosa Armada de Chile.
En Internet, en los tribunales, en la prensa, en reuniones, se ha levantado un clamor
para defender su honra, su actuación pública y sus garantías procesales. Hay quienes han pedido incluso un poco de elemental sentido común -Hermógenes lo ha hecho una vez más-   pero es evidente que esa cualidad no existe para el afán
revanchista de las izquierdas. Hermógenes también lo sabe, pero cumple magníficamente con su tarea de recordar uno más de los tantos atropellos groseros al menos común de los sentidos.
Luis Valentín Ferrada también ha hablado, de modo claro y rotundo: excelente. Y el senador Arancibia, ex comandante en Jefe, y las diversas agrupaciones de oficiales en retiro, o de amigos de la Armada, y muchos marinos ilustresS todos, desde su legítima indignación levantan el dedo contra los verdaderos causantes del desastre de la UP.

Parada MilitarEn ese plano debe mantenerse y crecer la protesta y la acción. Entre los civiles, entre los marinos en retiro, entre los políticos leales que saben gracias a quiénes estamos vivos y somos libres.
Por el contrario, todo traspaso de responsabilidades hacia el actual mando de la Armada, con acusaciones de negligencia que lo coloquen en situación insostenible en su calidad de funcionarios del Estado sometidos a jerarquías estrictas, no hace sino minar las posibilidades de gestión ante los poderes del propio Estado que ese mismo alto mando estará hoy evaluando y ejecutando.
Es que no se notan, es que hay silencios, es que se podría haber hecho esto o lo otro, es que hubo tal gestión en contrarioS Se entiende el desconcierto de tantos que quisieran ver más palabras, más acciones, más dureza en el alto mando naval. Pero quizás habría que recordar con cuánta disciplina fueron formados, con qué prudencia se les enseñó a comportarse, desde el primer día de Escuela Naval, a qué discreciones se los obligó por motivos de silencio profesional.
¿Le cabe alguna duda a la inmensa mayoría de los oficiales de la Armada en retiro, incluidos los injustamente procesados y vejados, que el alto mando está actuando con recta conciencia y con la prudencia del comandante en momentos de combate? ¿Ignora algún marino que los actuales mandos están sufriendo intensamente al ver las groseras injusticias de que son objeto sus camaradas de armas? ¿Imagina algún naval en retiro que han olvidado quienes están en servicio que, dentro de poco, se mirarán unos y otros a los ojos, gozando de las mismas libertades que da la condición de retiro, cuando también los actuales mandos dejen la institución?
Lo importante, en este caso, es que la conciencia de esos oficiales superiores esté tranquila y segura por las gestiones que estén haciendo. Entonces, cuando hayan pasado a retiro, incluso ante la mirada inicialmente escéptica de sus pares más antiguos, podrán contar cómo condujeron con prudencia y decisión sus terribles sufrimientos actuales. Y se les oirá con sumo respeto sólo si se los sabe respetar hoy.

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