El bien público de la educación

Monserrat Risco | Sección: Educación, Política, Sociedad

En el mundo actual existen instituciones e iniciativas que buscan y persiguen diversos fines. La complejidad de la sociedad, iniciada ya en épocas anteriores, da pie para que surjan instituciones intermedias, con fines específicos para satisfacer las necesidades de las personas. En este sentido, es importante comprender que la dicotomía entre lo público y lo privado no se refiere a la naturaleza de la propiedad de dichas instituciones, sino al rol que cumplen en la sociedad. Como señaló el Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile Ignacio Sánchez en junio de 2013, “es evidente que no todo lo público es estatal (…) Ejemplos de esto son la Cruz Roja y los Bomberos. La orientación del bien público es lo que marca la misión y objetivo de las instituciones”. En otras palabras, lo público no es exclusivo del Estado.

Para ejemplificar este asunto, la educación aparece como uno de los ámbitos más ilustrativos. Tradicionalmente se ha hablado de “educación pública” como sinónimo de educación fiscal, lo que disminuye el rol y la importancia que han tenido las diversas instituciones educativas de naturaleza privada, en todos los niveles escolares.

Las virtudes de la educación estatal durante una parte del siglo XX están bien retratadas, aunque exaltadas, en el reciente libro de Sol Serrano, El liceo. Relato, memoria, política. Esta obra no es “la” historia del liceo, sino una comprensión de la noción de éste: aquella que remite a una gran educación fiscal, por cuyas aulas pasaron grandes personajes de nuestra historia, incluidos varios presidentes de la República. Destacan algunos establecimientos por sobre otros, por su trayectoria, prestigio y ubicación.

Sol Serrano acierta al señalar que “la educación pública [fiscal] no hizo a la sociedad chilena más igualitaria: la hizo infinitamente más compleja, más diversa y en buena medida estructuró la formación del Estado”. Sin embargo, es importante destacar que la complejidad del sistema estaba dada por la diversidad de proyectos educativos existentes en los niveles primario, secundario y universitario, lo que bien retrata Alejandro San Francisco y el equipo de investigadores del CEUSS en Historia de Chile 1960-2010, Tomo 1. Democracia, esperanzas y frustraciones. Chile a mediados del siglo XX. Un sistema plural, de colegios privados y fiscales, confesionales y no confesionales, mixtos y de mujeres u hombres es el origen de la compleja sociedad chilena en la que vivimos.

Una muestra clara de esta complejidad del Chile actual está en las cifras de los últimos 20 años: si en 1990 el 58% de la matrícula escolar se encontraba en dependencias fiscales, un 32,4% en particulares subvencionados y un 7,7% en particulares pagados, para el año 2015 los números se habían invertido, registrándose tan sólo un 36,5% de las matrículas en los establecimientos fiscales, frente a un 54,6% en colegios particulares subvencionados y 7,6% en particulares pagados, de acuerdo a cifras del Centro de Estudios del Mineduc y del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile. La diversidad está otorgada por la libertad de enseñanza, en la existencia de múltiples proyectos educativos, de los cuales los padres deben ser los primeros en elegir el que consideran mejor para sus hijos.

En una discusión tan importante, es un error reducir el concepto de “lo público” a lo meramente estatal. Más aún cuando la historia y la legislación de nuestro país han demostrado el interés público de muchas iniciativas privadas en la educación chilena.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, www.ellibero.cl