Urgente: que las asociaciones de exalumnos hablen

Gonzalo Rojas S. | Sección: Educación, Política, Sociedad

La insólita declaración de los funcionarios académicos de la Universidad Arturo Prat sobre la brutal agresión contra José Antonio Kast en Iquique, nos recordó que existen esas agrupaciones de profesores e investigadores en las universidades chilenas.

Lo recordó  -aunque fuera penoso el contenido de lo declarado-  por contraste con tantos silencios en que nos encontramos sumidos los profesores universitarios de la mayoría de las corporaciones del país. En muchos casos, ni siquiera tenemos Asociaciones constituidas; en otros, un grupo pequeño se apropia de la representación general, como el espurio “Académicos UC” que aparecía pocos años atrás defendiendo o promoviendo justamente lo contrario de lo que la catolicidad pedía.

Bien distinta es, lo sabemos, la situación de la Federaciones de estudiantes. Casi todas han sido elegidas por porcentajes muy minoritarios del electorado estudiantil (a veces entre el 10 y el 15% de los posibles electores: recordar Camila Vallejo en la FECH); son cola de ratón, pero tienen vocerías del tamaño de la boca del león.

Respecto de los Sindicatos de empleados, la situación es muy variopinta y hay que agradecer que la inmensa mayoría parece conducir sus relaciones con las autoridades universitarias por los cauces institucionales, habiéndose resistido  -en general-  a la captura que procuran siempre la mayoría de los partidos políticos.

Pero, falta un actor importantísimo. En efecto ¿no ha llegado ya la hora de que las Asociaciones de ex alumnos entren también al debate universitario? ¿No son sus integrantes personas que, por la gratitud que suelen tener a su institución, la madurez humana y profesional que han adquirido en sus vidas, la colaboración que habitualmente prestan a las nuevas generaciones mediante becas y trabajos, se encuentran en magníficas condiciones para defender y promover a sus universidades, que a veces están en situaciones de riesgo ante los embates juveniles, los proyectos de ley o las fiscalizaciones ministeriales?

Por cierto, una presencia de los alumni en estas coordenadas tomará tiempo  -hasta que llegue a ser culturalmente validada-  y deberá realizarse con notable prudencia para no producir conflictos innecesarios entre los propios exalumnos, pero hoy ya resulta urgente que esas Asociaciones intervengan en el debate público sobre las universidades, para validar con sus pronunciamientos una filosofía de libertad responsable en educación superior.