Cada día puede ser peor

Alvaro Pezoa B. | Sección: Política

Cada día puede ser peor” es una de las tantas frases para el bronce que nos ha regalado Bachelet 2.0. Para Chile ha resultado ser una auténtica premonición. Y en lo corrido de este nuevo mes de la patria también lo está siendo para ella, su gobierno y la coalición que lo sustenta. El área económica del gabinete no logró “pasar agosto” como consecuencia de la primacía que en el actual gobierno posee la agenda de cambios estructurales, de profundo sesgo ideológico socialista estatista, por sobre el realismo político económico propio de una conducción prudente. La forma en que fue rechazada la aprobación del proyecto Dominga por el Comité de Ministros no solo concluyó abruptamente con Valdés, Céspedes y Micco fuera de sus carteras, terminó asimismo por convencer hasta los más ingenuos respecto a por qué late verdaderamente el corazón de La Moneda. De paso, el caso en comento dejó traslucir las fuertes e indisimulables pugnas que se viven al interior de Palacio y en la Nueva Mayoría. En su conjunto, el espectáculo resultó grotesco por donde se lo mire. Así llegó septiembre. A poco andar el candidato presidencial de continuidad se ha visto abiertamente salpicado por el affaire de los denominados “informes copy paste” que lo muestra ante la opinión pública como un personero superficial y poco acucioso, sino partícipe de una corruptela de pagos encubiertos a asesores por otra laya de servicios políticos que los oficialmente declarados. La encuesta semanal realizada por Cadem parece recoger el primer impacto negativo que ello ha significado para su respaldo popular, ahora situado casi 25 puntos porcentuales más atrás que el candidato opositor que lidera las preferencias del electorado.

En otro ámbito, las asociaciones gremiales de camioneros han estado cerca de dar inicio a un paro de alcance nacional, como protesta por la larga lista de atentados terroristas impunes que han debido padecer en sus máquinas de trabajo (y personas) en las regiones del Bío-Bío, La Araucanía y Los Ríos, ante la que consideran una débil reacción por parte del Poder Ejecutivo. Únicamente la división existente entre facciones de los transportistas ha permitido al gobierno sortear una situación que le hubiese significado un complejo manejo político. Con todo, el aviso implícito no ha pasado inadvertido para nadie.

Domingo 10. La Mandataria asiste al tradicional Te Deum de las Iglesias Evangélicas. A su llegada a la Catedral fue interpelada bajo el epíteto de “¡asesina!” por personas contrarias a la ley de aborto.

Adentro, aunque con formas respetuosas, tampoco la esperaba una buena acogida. Los pastores le representaron la oposición del pueblo cristiano a las iniciativas legales de aborto, matrimonio igualitario e identidad de género impulsadas por su gobierno. Sucesos nada alagüeños para la Presidenta considerando que aún falta el Te Deum que celebra la Iglesia Católica que, casi con seguridad, vendrá cargado de similares reproches.

Toda evidencia parece indicar que el camino que resta por andar al gobierno de Bachelet hasta el 11 de marzo de 2018 tenderá efectivamente a ser cada vez peor, derrota electoral incluida.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Tercera.