Entreguismo político

Axel Buchheister | Sección: Historia, Política, Sociedad

El alcalde Lavín quiere terminar con la práctica del rodeo para Fiestas Patrias, porque no obstante ser un deporte tradicional con muchos seguidores y un emblema de la chilenidad, no todos están de acuerdo, en particular las generaciones jóvenes, que nos enseñan que las cosas que se hacían de una cierta manera, ahora ya no se pueden hacer así. Además, está el maltrato animal. Entonces, el rodeo ya no nos une.

Un argumento “bacheletista aliancista” de entreguismo político, porque bastaría que una minoría se oponga a algo para que no se pueda hacer, pues ya no sería factor de unión. Lo del maltrato animal es un pretexto, cuando el rodeo no hace más que imitar la actividad de reunir el ganado en los campos. Se podrá prohibir el rodeo, pero nunca el arreo de las vacas y atajar a las que tratan de escapar.

Aunque el interés por ese deporte no sea mayoritario, sería discutible que se excluyere de las celebraciones de Fiestas Patrias y adoptare otro más popular, como el fútbol, que copa el resto del año, por la tradición que evoca. Las variadas críticas –algunas bastante inesperadas– que provocó el designio edilicio, muestran que la exclusión no la pidió la comunidad, sino que fue el alcalde quien decidió excluirlo y obligar a la gente a que no celebre así, porque según él a los “jóvenes” no les gusta. Pues los únicos que se lo pidieron fueron los animalistas. ¿Y por qué hizo eso? Para agradar a las izquierdas de todo tipo y ampliar su base electoral, pensando –por qué no– en la presidencial de 2021. Total, el voto de la centroderecha no importa, es cuestión de maniobrar bien para que no tengan otra alternativa que votar por él, como hizo en la reciente elección municipal en Las Condes, a la que llegó por la ventana y sin competir con nadie.

Y al contrario de lo que dijo, el caso del rodeo sí se trata de una cuestión ideológica, de izquierda y derecha. No es que los cultores del rodeo sean más bien de derecha, que podrán serlo, sino de la lógica con que se enfoca el problema: a la gente de la derecha le importa que las prohibiciones sean las mínimas indispensables, como por ejemplo no tocar la vida del niño que está por nacer, y que en el resto haya libertad. Dado que el rodeo no es ilegítimo, no se puede prohibir: que aquel que quiera vaya a verlo y al que no le gusta, que no vaya. Es la izquierda la que siempre busca imponer su visión a los demás: son los campeones de las prohibiciones. Si a ellos no les parece algo, simplemente no se puede hacer, para lo cual son hábiles en las consignas y máximas que niegan la libertad de hacer.

Para la próxima, preocúpese que los candidatos se elijan mediante competencia efectiva y que su voto cuente.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Tercera.