Hacia un punto de no retorno en La Araucanía

Marcelo Zirotti Kehr | Sección: Política, Sociedad

#05-foto-1Cuando no se anticipan debidamente las crisis, las sociedades se ven obligadas a hacer control de daños. Hace mucho tiempo —demasiado, pareciera—, distintas voces, entre las que me incluyo, hemos venido pidiéndole al Gobierno una preocupación decidida y en serio por la situación que afecta a La Araucanía. Hoy, más que nunca, esta región se ve en un completo abandono por sus autoridades.

Solo dos indicadores al respecto. Uno, la escalada de violencia terrorista en la zona en los últimos días y que parece haber pasado inadvertida para los medios nacionales, con quema de camiones en acciones reivindicadas por la Coordinadora Arauco Malleco y enfrentamientos con Carabineros en la Región del Bío Bío. Dos, el virtual desgobierno que afecta hoy a nuestra región con la renuncia del intendente Andrés Jouannet, que no solo la tiene sin el representante real de la Presidenta en el territorio, sino que la hará ostentar el triste récord de contar con cuatro intendentes en los últimos tres años. Entre uno y otro punto hay una evidente conexión.

Duele esta desidia política con que el Gobierno se toma lo que ocurre en nuestra zona. Y molesta que los esfuerzos que hacen numerosas agrupaciones —entre ellos la propuesta que hicimos hace poco a la Comisión Asesora Presidencial en torno a la conformación de una instancia de reparo a las víctimas de la violencia rural— vayan quedando a la postre en el olvido porque, al parecer, una carrera parlamentaria trae consigo probablemente más dividendos políticos.

Es el momento de cerrar filas y llamar a la cordura de la clase política. No han sido suficientes sus esfuerzos por frenar a tiempo —¡qué digo de anticipar!— la situación de violencia en que estamos atrapados. Y no hay ninguna duda de que el cálculo político debe dar paso a señales urgentes y eficaces.

El escenario social de nuestro país en las últimas semanas demuestra a las claras que cuando no se toman decisiones a tiempo, las cosas se escapan de las manos y muchas veces el remedio resulta peor que la enfermedad. Los costos para los ciudadanos, como siempre, los pagan solo ellos.

Pedíamos, el otro día, una Política Antiterrorista. Hoy pedimos, antes que nada, un Gobierno que se haga presente, porque cada día vemos más cercano el punto de no retorno.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero,