No podrán ocultar la realidad

Gonzalo Rojas Sánchez | Sección: Política, Sociedad

#02 foto 1Los camioneros de La Araucanía que traen una docena de máquinas incendiadas sobre los lomos de otros tantos vehículos, han sido impedidos de entrar en Santiago durante el jueves 27 de agosto, día previsto para su protesta en la ciudad.

Ni siquiera asomarse a la Región Metropolitana: ésa ha sido la orden del Seremi, respaldada por el ministro del Interior Burgos –“sólo uno” podrá entrar, ha afirmado el jefe de gabinete– y por el subsecretario Aleuy, quien recalcó que “no hay espacio para eso”.

¿Se imagina lo que sucedería si el gobierno afirmara que apenas puede manifestarse un solo estudiante en cada marcha (por cierto, a la misma hora en que los camioneros no podían ingresar a Santiago, algunos universitarios marchaban con toda libertad por las mismas calles), un solo homosexual en cada día de su orgullo, un solo ciclista furioso en esos días encantadores en que ellos hacen saber que son europeos en Santiago, un solo representante de las agrupaciones de Derechos humanos en cada funa, un solo delincuente el día del joven respectivo, un solo dirigente sindical el 1º de mayo, un solo vecino molesto por los malos olores de la fábrica contigua, un solo trabajador de la salud solicitando el enésimo aumento salarial que nada mejora, un solo ambientalista cada vez que se anuncia una nueva central, un solo animalista el día que se descubre que unos pocos perros han sido envenenados, un solo comunista exigiendo una nueva autopsia a Neruda (¿la quinta?), un solo taxista protestando por el alza de las bencinas, un solo portuario molesto con sus condiciones de trabajo, un solo minero pidiendo el bono de ocasión, una sola pobladora indignada por el abandono post catástrofe, un solo indigenista exigiendo la libertad de sus condenados?

Y súmele todos los ejemplos más que usted quiera.

Algo tienen los camioneros, algo tiene la indignante realidad de la Araucanía, para que el gobierno sostenga que “no hay espacio” para que los ojos de los capitalinos podamos apreciar algo de todo eso.

Pero Octavio Paz nos advierte una vez más: “un día u otro la realidad desgarra los velos y reaparece”.