Ministro de Educación y la Red por la Vida y la Familia

Ismini Anastassiou | Sección: Educación, Familia, Política

El 10 de septiembre fuimos finalmente recibidos por el Ministro de Educación, Harold Beyer, quien estaba acompañado de la encargada de los Programas de Transversalidad, Cecilia MacKay.

La Red por la Vida y la Familia, representada en esta reunión por la Unión Nacional de Padres y Apoderados (UNAPAC), Fundación Sara Philippi, Familia Viva, Familias Mundi, Creavida, Acción Familia e ISFEM, pudo plantear sus aprehensiones y objeciones respecto de ciertas acciones y campañas impulsadas por el MINEDUC, y otros temas, los que fueron también detallados en una carta entregada durante la reunión.

De la reunión, que duró una hora, no salimos satisfechos, pues no hubo una buena acogida a nuestros planteamientos, en especial en lo que dice relación con el derecho de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos. No hubo por parte de nuestros interlocutores respuestas directas a los problemas planteados.

El Programa “Control de Salud del Joven Sano”, impulsado conjuntamente con los ministerios de Salud y de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), lo mostramos como un claro ejemplo de cómo se pasa a llevar, en la práctica, la autoridad de los padres respecto de sus hijos. Este programa, que se quiere aplicar a nivel nacional después de un piloto en cincuenta comunas, considera la atención de profesionales de la salud en colegios, a estudiantes entre 10 a 19 años, a quienes se les atiende en “confidencialidad”. Tanto los estudiantes como los padres apoderados deben firmar un documento en el que consienten la atención, pero curiosamente, a los padres se les oculta parte de la información que sí se les da a los jóvenes.

A los apoderados no se les informa que se tratarán los temas de salud sexual, ni tampoco que esta actividad sería en “confidencialidad”. Esta “confidencialidad” es aún más lesiva de la autoridad de los padres si se considera que entre las metas explícitas del programa están las de “disminuir en 10% el embarazo adolescente” y “aumentar en 20% la prevalencia de uso del preservativo en la población entre 15 y 19 años”.

Se plantearon dudas respecto de la temprana edad desde la que se ponía en práctica el programa y la falta de transparencia del mecanismo de acción. El Ministro argumentó que se trata de un programa impulsado por el Ministerio de Salud, al que Educación sólo adhería. Respecto de nuestras dudas, señaló su sorpresa, argumentando que se trata de un programa “que ha tenido muy buenos resultados en toda Europa”. Para él, sólo se trata de una solución a un problema práctico: “si los apoderados no llevan a los niños a los consultorios, entonces los consultorios van a la escuela”.

Otro tema que se señaló en la reunión fue el de la inconveniencia de que el Ministerio de Educación apareciera ante la opinión pública desempeñando un papel activo respecto del debate sobre la cuestión homosexual. Le hicimos presente que su destacada participación personal en la “marcha por la igualdad”, junto al aval del Ministerio al manual “Educando en la Diversidad” del Movilh –en él, aparece el auspicio del Ministerio de Educación y su “fono ayuda”, lo que avala toda la información del documento–, sólo podían interpretarse por la opinión pública como un apoyo activo. En relación al manual, le solicitamos que se le quitara el auspicio del Ministerio, y se tomaran las medidas para que esto no volviera a ocurrir.

Su única respuesta respecto de estos temas fue que el documento era de una institución privada (Movilh), que era una iniciativa del gobierno anterior, de manera que él no podía hacer nada al respecto. No nos hizo comentario alguno respecto de su participación en la marcha.

También tratamos con el Ministro el tema de los Programas de Educación Sexual y Afectividad. Le hicimos presente nuestra molestia con el hecho de que no respetara la selección de los siete programas, y que ahora le pidiera explicaciones a la Universidad San Sebastián por el programa aceptado en 2011 y promovido como parte de las alternativas disponibles para los colegios. Hay que recordar que el Ministro solicitó que se cambiara el término “trastorno” para referirse a las conductas homosexuales. Este hecho revela que, con una estrategia sutil, se está imponiendo desde políticas públicas de su ministerio, un solo tipo de criterio para enseñanza sobre la sexualidad, el cual, no es compartido por la inmensa mayoría de los padres y educadores.

Tanto el Ministro como la Asesora comentaron que el hecho de que se hablara de trastorno no era compartido por los científicos, y que nosotros estábamos como en el tiempo de Copérnico, argumentando algo que la ciencia estaba negando. El Ministro incluso se atrevió a decir que ellos no podían educar de acuerdo a “creencias” sino según lo que dice el mundo científico de la época. Que si él hubiese sabido que el programa trataba de “trastorno” a la homosexualidad, no lo habría aprobado.

Le solicitamos formalmente que se de entera y pública garantía a los colegios de inspiración católica para que puedan mantener sus normas de convivencia escolar y sus proyectos educativos de acuerdo a los postulados que los inspiran.

Finalmente, también le solicitamos al Ministerio que promueva una agenda pro-familia, de acuerdo a las promesas de capaña del actual Presidente de respetar y fomentar los derechos de la familia durante su mandato. Teníamos con nosotros los últimos textos que el Ministerio había sacado sobre “Sexualidad, Afectividad y Género” y otro sobre el “Enfoque de Género en el área educativa”, en los que se refieren a la familia como ente socializador…, con un enfoque transversal de género, que no es el que precisamente apoya a la familia natural, ni a los padres como primeros educadores de los hijos.

En resumen, nuestra experiencia fue desilusionante. Sentimos que estábamos frente a una muralla que no tenía intención de escuchar, ni de dialogar. Buena parte de los temas que le planteamos parecían corresponder a temas en los que el Ministerio de Educación es un mero espectador: “adhiere y promueve pero no diseña” (Programa Joven Sano), le son “heredados” (manual del Movilh), corresponden al ámbito de las “creencias” y no de la educación.

Solo nos cabe tener la esperanza de que el Ministro sienta la presión de una RED, que representa a 64 instituciones sociales del país, y que nos responda por escrito a la carta que le dejamos con todas nuestras inquietudes, con respuestas concretas a los asuntos mencionados, y que deje de lado su empecinamiento con temas de “género”, y promueva la familia en la que los padres deben de ser los primeros educadores de los hijos, y la escuela una cooperadora en la educación de ellos.

 

 

Nota: La autora de este artúculo es presidenta de ISFEM.