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¿Protección de la maternidad o extensión del posnatal?

Todos estamos observando el duro enfrentamiento que se está dando en el Congreso en torno al proyecto de ley para reformar la normativa que existe en el Código del Trabajo para proteger la maternidad. No obstante, el debate aparece presentado como centrado en el plazo y las condiciones que la extensión del posnatal propuesta debe o no tener. Con ello, se expone un aspecto importante pero se olvida contextualizarlo en el escenario global en que esta discusión debe darse.

La primera constatación es que la actual protección a la maternidad (esencialmente las licencias pre y posnatal con sus plazos vigentes) sólo cubre al 55% de las mujeres trabajadoras en Chile. Ello significa que muchos niños no cuentan con el derecho a tener a sus madres acogiéndolos y amamantándolos en sus primeros meses. Es el problema de cobertura que la protección actual presenta y que es el más grave de todos, pues supone que lo que se quiere ampliar ni siquiera está hoy asegurado para todo niño.

Por otra parte, el subsidio estatal que se otorga actualmente para cubrir esas licencias es regresivo, lo que implica que está favoreciendo más a las mujeres trabajadoras con más ingresos y no a aquellas más necesitadas del amparo del Estado. En efecto, el 52% del subsidio maternal es utilizado por las mujeres que pertenecen a los sectores de más recursos. Adicionalmente, el mayor uso de licencias por enfermedad del hijo menor de un año es también en mujeres ubicadas en esos sectores.

Además, la tasa de fecundidad en nuestro país es baja sin que se observe un cambio futuro, en términos que la necesidad de generar un marco legal proclive a la maternidad puede contribuir a una modificación de esa tendencia cuya corrección es necesaria. Tenemos, finalmente, una de las tasas de participación laboral femenina más bajas del mundo.

Todo lo anterior determina que el primer objetivo de la reforma deba ser ampliar la cobertura y corregir el foco del subsidio, aspectos que van unidos pues el financiamiento de la primera es más posible con la corrección del segundo.

En segundo término, cuando queremos abordar el tema de la protección a la maternidad, debe entenderse que ello comprende un conjunto complejo de beneficios y reglas que no se agotan en la pura extensión del posnatal. Por el contrario, comprende permiso prenatal y posnatal para la madre, permisos para el padre, licencias por enfermedad del hijo menor de un año, permisos para alimentación del niño, derecho a la sala cuna, etcétera, beneficios todos que deben ser regulados de manera integrada para que puedan producir los efectos que de ellos se anhelan y que no se produzcan los efectos no queridos de ellos, como la disminución de la contratación femenina. De hecho, uno de los aspectos de la protección a la maternidad que más inciden en el acceso de la mujer al empleo es el derecho a sala cuna, en cuanto encarece el costo de su contratación pues debe ser soportado por el empleador. Si a todos interesa el mejor cuidado de los niños, éste es un aspecto que no puede ser preterido en una reforma sino que ciertamente debe ser vinculado con los otros.

De este modo, una reforma fraccionada, que sólo se centre en uno o en unos de esos aspectos, no permitirá la revisión equilibrada que se requiere para que todos los anhelos sean conciliados. En efecto, si sólo un grupo de niños sigue teniendo derecho a desarrollarse, se habrá fallado en la garantía de un derecho que debe ser universal. Si la contratación femenina decae por efecto del exceso de cargas que ello supone al empleador, no sólo se merman sus oportunidades sino las de los propios niños. Y todo lo anterior nos afecta a todos, pues a todo nuestro país interesa que más madres trabajadoras puedan tener más hijos y que ellas y sus padres puedan participar de sus vidas de modo activo y comprometido.

Legislar en la materia es tarea compleja y, por ello, la reforma requiere el espacio y tiempo necesarios para que los legisladores puedan informarse y formarse un juicio completo. Es lo que aprendimos quienes formamos parte de la Comisión Mujer, Trabajo y Maternidad que se formó en 2010 para el estudio de esta materia.

Proteger la maternidad no es sólo extender el posnatal de tres a seis meses en las mismas condiciones actualmente vigentes, sino armar muchas piezas de un puzzle que deben quedar perfectamente encajadas para que la reforma efectivamente pueda dar la oportunidad para que más niños puedan nacer en el seno de unos padres que puedan brindarles la atención y el cuidado necesarios.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio.