- VivaChile.org - https://viva-chile.cl -

Un año más, qué más da

Ha pasado un nuevo 11 de Septiembre. Se cumplían treinta y cinco años de la gesta que impidió una guerra civil y nos liberó de la dictadura marxista.

Algunos, bastantes, pero no todos los que debían, conmemoramos y celebramos el recuerdo de ese día en que respiramos tranquilos, luego de tres años de sufrimiento, hambre y desencuentro.

Otros, más de los que deberían ser, recordaron calladamente, tratando de olvidar ese día, no obstante que durante el Gobierno Cívico-Militar les fue muy bien, tal como les sigue yendo.

El Gobierno hizo sus propias ceremonias, destinadas a manipular la memoria histórica, siguiendo el anonadante ejemplo español. Ahora, los que dieron motivo al 11 de Septiembre, resulta que fueron ejemplos de buen gobierno y grandes demócratas, pues su “avanzar sin transar” y sus llamados a tomar el poder por las armas “por si las moscas”, han quedado en el olvido. La presidencia de OLAS por Salvador Allende, tampoco se recuerda.

Los más, adherimos al “nunca más”; pero no al tristemente célebre, sino al “nunca más se den las condiciones que llevaron a los naturales garantes del orden institucional de la República a actuar, precisamente para resguardarlo”.

Ojalá nunca más tengamos que vivir lo que ocurrió durante el desgobierno de la Unidad Popular ni el 11 de Septiembre consiguiente, aunque podemos estar pecando de optimistas, porque nuestra Historia nos muestra que aproximadamente cada cuarenta años ha habido un rompimiento del orden institucional.

Pero lo que más llama la atención es la acción de un grupo, o unos grupos, de personas que en los días previos, el mismo 11 y los días siguientes, se dedican desenfrenadamente a destruir la propiedad pública y privada, a atacar a Carabineros y civiles y a cuanto transeúnte osa pasar por los lugares en que organizan sus actividades.

Resulta curioso como se “improvisan” estas actividades. Unos diez días antes, comienzan las preguntas de los periodistas a los intendentes y gobernadores acerca de las medidas previstas para los eventuales desórdenes relacionados con el 11 de Septiembre. La autoridad respectiva dice que ya se han estudiado todas las medidas para evitar daños. Luego, los organizadores aparecen diciendo que convocan a manifestaciones “pacíficas” y luego… el caos, con los consabidos carabineros agredidos por los manifestantes y su amplia difusión en todos los medios.

¿Cuántos son los “actos pacíficos” que degeneran en violencia? ¿Muchos, pocos, aislados, organizados centralmente? Todo lleva a concluir que no son demasiados y que están perfectamente organizados. ¿Qué pretenden? Simplemente subvertir el orden, no obstante saber que no lograrán nada, pues no desestabilizarán al gobierno; pero mantienen viva la llama del odio, aparentemente con al menos la aquiescencia de La Moneda. Nuevamente, la memoria histórica…

Para lograr este propósito es fundamental provocar el terror de los pacíficos ciudadanos. Por eso, por sus causas corresponde llamarlos subversivos y, por sus efectos, terroristas. ¿Cuál es el principal medio para lograr su objetivo? Evidentemente, la complicidad de los medios de comunicación.

Como por arte de magia, los periodistas y reporteros saben perfectamente dónde se realizarán los principales actos terroristas, dónde habrá más violencia y ahí están, con sus cámaras fotográficas y de televisión; y con sus grabadoras.

En suma, los medios de comunicación crean el ambiente previo; encajonan a las autoridades para que aparezcan diciendo que no permitirán estas actividades; lo mismo, con los altos oficiales de Carabineros; y luego, cubren con fruición los diversos atentados, bombas, quemas de neumáticos, agresiones a la policía, disparos, etc.

Parece obvio que la amplia y detallada difusión de los actos terroristas tanto en prensa, radio o televisión, es el objetivo básico del terrorismo en sistemas políticos democráticos, que a su vez contribuye a sedimentar una conciencia ciudadana de falta de confianza en los poderes democráticos. Los terroristas pretenden que mucha gente los vea y escuche; sus acciones pretenden la máxima publicidad y para conseguirlo, sus autores buscan siempre la forma más espectacular de realizarlas.
Los medios de comunicación se refugian en la protección del “derecho de las personas a saber y conocer” por medio de la prensa. Pero en la práctica, además de servir de caja de resonancia a estos elementos subversivos, terminan enseñando a otros a planificar y llevar a la práctica actividades similares.

Entretanto, el Gobierno es débil en su represión y fuerte en la comprensión a los subversivos, “víctimas de una sociedad injusta y poco participativa”; y fuerte, asimismo, en condenar el uso de la fuerza de quienes por mandato constitucional tienen la obligación de restablecer el orden público.

¿A qué se debe esto? ¿Simplemente a ineficiencia e ineficacia de nuestras autoridades? Pensamos que no; que esto es fríamente calculado por los llamados a mantener el orden en resguardo del Bien Común. No en vano diversos personeros de Gobierno han hablado de la necesidad de “empoderar a la sociedad civil”, disminuyendo en la misma medida el poder de la autoridad constituida. Probablemente tiene que ver con el ambiente de “desalojo” que las autoridades prevén.

En la práctica, muy probablemente deberemos esperar el próximo 11 de Septiembre y volverán a repetirse las imágenes antes descritas. Las autoridades, bien, gracias; y los ciudadanos comunes y corrientes, con la misma pasividad de siempre, congénita en los chilenos de hoy.