El Ejército como institución permanente de la historia de Chile

José Tomás Hargous Fuentes | Sección: Arte y Cultura, Historia, Política, Sociedad

En una columna anterior abordamos la importancia de la Educación Superior, y en particular de la institución universitaria, como un pilar de la institucionalidad chilena, antes y después de 1810. Allí la calificamos de “institución permanente” junto con la Presidencia, el Ejército, la Iglesia y la Judicatura, porque todas ellas superan los cuatrocientos años de historia. En esta ocasión, queríamos referirnos a la trascendencia histórica del Ejército.

Durante estos días recordamos dos importantes aniversarios relacionados con el Ejército. Por un lado, la fundación de la Escuela Militar (16 de marzo de 1817), y por otro, el inicio del Ejército permanente en el Chile hispánico, a costas del Virreinato del Perú, con el impuesto llamado Real Situado (21 de marzo de 1600). Esta última efeméride bien puede calificarse como el hito fundacional del Ejército de Chile, pese a que tradicionalmente se señale que fue el 2 de diciembre de 1810.

Hace exactamente cuatrocientos veinticuatro años, el Rey Felipe III ordenaba el financiamiento de la defensa del Reyno de Chile, donde dos años antes las tropas castellanas habían sido derrotadas por los araucanos en el Desastre de Curalaba (1598), batalla con la que se da término a la Conquista y se establece el orden hispánico de manera permanente, así como el reconocimiento de la soberanía indígena del sur de Chile.

Cuatro años después del establecimiento del Real Situado, el 22 de enero de 1604 se creó en Concepción por orden del rey de España un ejército bajo el mando de Alonso de Ribera, para proteger las ciudades chilenas, especialmente en la frontera con Arauco, dando inicio a uno de los ejércitos permanentes más antiguos del mundo, en una época en que se organizaban milicias integradas por los vecinos y no una institución armada estable.

Como sostiene Mario Góngora en su Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX (1981), Chile se constituyó como una “tierra de guerra”. Chile fue uno de los reinos hispánicos donde se estableció una capitanía general, es decir, un mandato militar, a cargo del gobernador y presidente (de la Real Audiencia), producto de la situación de “guerra permanente” con los araucanos –no obstante la historiografía contemporánea y posterior a Góngora ha demostrado que dicha afirmación debe relativizarse–.

A partir de 1810 se enfrentarán dos ejércitos chilenos, el Ejército Real de Chile y el Ejército revolucionario o independentista, hasta el triunfo definitivo de los “patriotas” en Chacabuco, y Maipú, además de Cancha Rayada, esta última un 19 de marzo de 1818 y el establecimiento de la República de Chile sobre las instituciones “coloniales”. Un año antes, Bernardo O’Higgins Riquelme establecería una Academia Militar para formar a los oficiales del Ejército de Chile, labor que desempeña hasta nuestros días.

Además de ambos hitos, nuestro país se ha forjado en torno a la mano militar. No sólo por los capitanes generales de Chile y por la Guerra de Arauco, sino que también por los primeros gobernantes militares en el Chile independiente –como el mismo O’Higgins, Ramón Freire, Manuel Blanco Encalada (primer Presidente de la República), Francisco Antonio Pinto, José Tomás Ovalle, Joaquín Prieto y Manuel Bulnes–. Asimismo, el siglo XIX chileno cerrará con el marino Jorge Montt (1891-1896), y durante el siglo XX tendremos a Carlos Ibáñez y Augusto Pinochet, además de Luis Altamirano, Pedro Pablo Dartnell, Emilio Bello Codesido, Arturo Puga y Bartolomé Blanche, lo que da un total de al menos trece gobernantes militares a partir de 1818. Por su parte, la configuración del ethos nacional de la naciente república será por medio de tres conflictos bélicos: la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, la Guerra del Pacífico y la Pacificación de la Araucanía.

Pese a que una de las características de Chile como Estado “en forma” fue la sumisión del Ejército al poder civil, es claro que la influencia de las Fuerzas Armadas, y en particular del Ejército, ha sido impresionante. Es una de las pocas instituciones que da cuenta de la continuidad del desarrollo institucional del país desde 1541, y ha podido dar forma a la identidad nacional de Chile. En el mes en que conmemoramos el aniversario de la Escuela Militar y del Real Situado, bien podemos hacer en recordar la labor del Ejército de Chile en su Historia.