El 11 de septiembre de 1973 en Valparaíso

Almte. José Toribio Merino C. | Sección: Educación, Historia, Política, Sociedad

Mi inicio el día 11 de septiembre de 1973 fue a las 5 AM, me despertó el Capitán Díaz, quien había dormido toda esa noche en el suelo, frente a la puerta de mi camarote, apoyado en un cojín y tapado con su capote para que nadie fuera a entrar o fuera a suceder algo imprevisto sin pasar por sobre él.

Eso no lo he olvidado nunca, fue una de las cosas que me conmovieron ese día, al saber la lealtad a toda prueba de este oficial. Recuerdo que me senté y me encomendé a Dios y a la Virgen del Carmen. Recé largamente, pidiéndole que ese día fuese de victoria para la fe y el cristianismo y de derrota para el ateísmo marxista; y así fue.

A las 5 AM se iniciaron las operaciones desde los lugares que se habían determinado en el Plan, por parte de las tropas de Infantería de Marina y por los regimientos que tenía a mis órdenes; la Escuela Naval, Escuela de Operaciones, Escuela de Artillería y Armamentos, Escuela de Abastecimientos, Escuela de Ingenieros, el regimiento Maipo y el Coraceros. Parte en Las Salinas, parte en Viña del Mar, parte en Valparaíso. Además, estaba el regimiento de caballería de Quillota, que también cumplió la misión. También estaba bajo mis órdenes la guarnición de Quintero, que cumplió las disposiciones correspondientes.

Los lugares que tenían que ocupar en general eran claves para el acceso de la gente que podía reunirse en los cordones al ser alertada por las medidas que se estaban tomando y tratar de bajar al centro de la ciudad para saquear, alterar el orden público y tratar de evitar que se cumpliera la acción que estábamos planeando. A pesar que el Plan establecía que la “Alarma General” para poner en ejecución el Plan se daría disparando tres cañonazos desde la Guarnición de Orden y Seguridad, la Escuela Naval, la Escuela de Armamentos y el Fuerte Vergara y los buques surtos en la bahía, dispuse suprimir todo esto, pues el concepto estratégico de la operación estaba basado en la sorpresa; con las salvas se habría alertado hasta el Vaticano. La disposición era acertada para dar cumplimiento al Plan Anti-Insurgencia, si ésta se presentaba repentinamente y la autoridad era sorprendida y había que ejecutar el Plan en horas del día, o por emergencia, o cuando hubiera personal franco, lo que no sucedía en estas circunstancias.

Las operaciones iniciadas a las 05.00 fueron absolutamente silenciosas, aunque no para algunos. Se cumplió exactamente según lo planeado y alrededor de las 05.30 AM estaba toda la tropa en sus lugares. A esa misma hora, pasé a tomar desayuno junto con el Estado Mayor que estaba esperándome, lo hicimos rápidamente y nos fuimos cada uno a nuestros puestos de mando.

A esa misma hora, 05.30, de acuerdo a lo que se le había ordenado, el Almirante Weber, Comandante en Jefe de la Escuadra, a bordo del buque insignia, que había permanecido en Valparaíso, puesto que él no tomaba parte en la Operación Unitas, ni su buque tampoco, podía comprobar que los distintos buques que habían zarpado el lunes 10, alrededor de las 11.30, para iniciar Operación UNITAS, fondeaban en los lugares ordenados para apoyar las operaciones de las fuerzas de la Primera Zona Naval, en Quintero, Valparaíso, Laguna Verde y San Antonio, de acuerdo al plan que se había trazado.

En Quintero estaba el “Cochrane”; en Valparaíso, el “O´Higgins” y el submarino “Simpson”; en San Antonio estaba el “Blanco”, y el resto de los buques que no participaban en la Operación Unitas estaban todos bien en Valparaíso, listos para moverse en caso que fuera necesario.

La llegada de estos buques, a las 05.30 de la mañana, no fue vista, pues volvieron totalmente obscurecidos y habiendo oscuridad total, ya que el orto de sol ese día era alrededor de las 06.50 AM, en consecuencia, no empezaba a amanecer.

Pero sí fue visto y oído el desplazamiento de los camiones que pasaban con las tropas y tomaban posesión de distintos puntos. A las 05.45 AM se dio término al cumplimiento del Plan Silencio, a cargo del Comandante Troncoso. Este plan había empezado a ejecutarse antes, junto con las primeras operaciones de las tropas, a las 05.00, y se había hecho con tanta habilidad y rapidez que a las 05.45 todo el sistema de comunicaciones estaba cortado, no funcionaban ni los teléfonos ni las radios ni la televisión; salvo aquello que se había dejado expresamente operativo y el sistema de Albatros para las comunicaciones operativas de los que estábamos al mando de las tropas mismas.

La radio de la Armada funcionaba normalmente y una línea telefónica que comunicaba la casa del Jefe de Carabineros de Valparaíso, el comisario Coronel Gutiérrez, con la Dirección General de Carabineros de Santiago, era el único teléfono que estaba funcionando en ese momento. Como ya he dicho, en este lapso de 45 minutos, se silenciaron 12 radios de gobierno, las tres centrales de televisión y dos radios neutras. Sólo quedaron dos radios que eran proclives a un cambio de gobierno.

A las 06.00 envié un mensaje al “General Armada”, disponiendo que asumía como Comandante en Jefe de la Armada. Me había nombrado yo mismo como Comandante en Jefe, era el oficial más antiguo que seguía en el escalafón, después del Almirante Montero, con quien en reuniones anteriores, del Consejo Naval, habíamos tenido dificultades, pero que en ese momento no podía seguir de Comandante en Jefe, ya que no estaba de acuerdo con los actos y actividades que estaban desarrollando la Institución y la Defensa Nacional en general. Por lo tanto, asumí como Comandante en Jefe, sin avisarle antes que lo había destituido.

De acuerdo con los acontecimientos que se fueron desarrollando, es del caso recordar aquí que alrededor de las 06.15 de la mañana, el Presidente Allende fue despertado en Tomás Moro, por Olivares, periodista, uno de los pocos que se mantuvo junto a él, le informó que había llegado un mensaje por teléfono, desde la Dirección de Carabineros, anunciando que algo raro sucedía en Valparaíso, pues había mucho movimiento de tropas de Infantería de Marina. 

Inmediatamente, como he sabido después, Allende empezó a inquirir en todas partes información sobre lo que pasaba; nadie sabía nada.

El Almirante Montero no contestó el teléfono, pues se lo habíamos cortado poco antes; estaba consultado en el Plan Silencio; tampoco tenía vehículo, porque lo habíamos desarmado para que no pudiera salir de la casa, ni tampoco podía tomar ninguna iniciativa porque no tenía conocimiento de lo que estaba sucediendo. En consecuencia, el Almirante Montero no tuvo ninguna participación ni tomó ninguna decisión, pues estaba imposibilitado de hacerlo, así nadie puede echarle nada en cara.

Posteriormente, alrededor de las 07.10 AM, según nos cuentan, partió una caravana de automóviles desde Tomás Moro hacia la Moneda. Bajaron a gran velocidad, ya que las calles de Santiago estaban desiertas y el Ejército se estaba desplegando para iniciar sus actividades.

La acción en Valparaíso se desarrolló sin novedad, no hubo resistencia, nadie salió a la calle, en ninguna parte, para defender a Allende. Desde Playa Ancha hasta Quintero, nadie movió un dedo para defender el gobierno marxista, ni en los Cerros ni el Plan. Por lo tanto, se puede decir de a las 08.00 AM, cuando lancé la proclama, Valparaíso vivía un día de absoluta tranquilidad.

La única novedad que había era que en muchas casas se había izado la Bandera Nacional y que la gente cantaba la Canción Nacional y bailaba de gusto, porque había terminado la pesadilla de Allende.