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Inmigración ilegal en el norte de Chile

Cientos de venezolanos penetran ilegalmente cada día en nuestro territorio. Chilenos indignados les queman sus pertenencias, en reacción a meses de provocaciones frente a sus casas, plazas transformadas en urinarios y aumento de la inseguridad vecinal. El Embajador de Venezuela tiene la desfachatez de visitar a sus compatriotas en Iquique para ofrecer llevarlos de regreso a su país de origen. Los ilegales le contestan airados que jamás volverían a su país, mientras siga gobernando una manga de delincuentes. Le recuerdan que han debido atravesar cuatro países para llegar a Chile. El diplomático se repliega y se va a almorzar a un buen restaurant. En simultánea, Maduro, el loco, culpa del rechazo a los venezolanos a los pinochetistas. ¿Dónde está el origen del problema?

La respuesta tiene dos partes: la primera está en que Venezuela está capturada por delincuentes, que han destruido un rico país, en colusión con la Cuba castrista. Cinco millones de venezolanos han dejado su país, escapando del hambre, la persecución y la desesperanza. Si se siguen yendo, Venezuela se quedará sin habitantes, salvo los corruptos gobernantes y beneficiarios del sistema. En consecuencia, la solución no está en recibir en Chile a más venezolanos, sino más bien, en presionar a los venezolanos para que pronto derriben a los corruptos. Solo entonces, y tras elecciones libres, Venezuela podrá, retornar lentamente a la normalidad.

La segunda parte tiene que ver con el caso del problema que nos aqueja en el norte, y este se origina en el gobierno de Michelle Bachelet. Bajo su mandato se permitió el ingreso ilegal de cientos de miles de extranjeros. La mayoría de quienes llegaron eran pobres, no tenían oficio y se transformaron rápidamente en una carga para el Estado, toda vez que demandan salud, educación y vivienda gratis. No han faltado voces “misericordiosas”, que con recursos ajenos promueven acoger sin límites a quienes se presenten en cualquier punto de nuestra frontera. Ellos mismos impiden la deportación de delincuentes, de narcos o de perseguidos por la justicia. Coludidos con jueces garantistas, impiden deportaciones y hacen responsable al actual gobierno de un problema generado por Bachelet y su entorno asesor. Michelle, amparada hoy en la seguridad de Ginebra, pavimentó su carrera internacional a cambio de su “apertura” de fronteras.

El actual gobierno ha intentado regular la inmigración, pero en la práctica ha sido ineficaz. Lo que raya en la estupidez es la decisión de construir albergues en Colchane y en Iquique para “acoger” a los que lleguen a Chile. Esta torpe decisión solo aumentará el problema, pues con tan cálida recepción, más venezolanos cambiarán a una Venezuela quebrada por un Chile sensible.

Chile se ha transformado en un país inseguro, pero mis amigos empresarios dicen que es mejor no comentarlo, para que no caiga el riesgo país. Si sumamos el 8% de inmigrantes más el 12% de habitantes de “pueblos originarios”, de los cuales 2/3 de ese porcentaje no lo son realmente, llegamos a un 20% de la población que vive subsidiada por el Estado, o mejor dicho por los contribuyentes. A lo anterior debemos sumar otro 20% de pobres chilenos, no originarios, quienes están recibiendo también del Estado crecientes recursos. Entonces llegamos a la conclusión que un 60% trabaja para un 40% que espera beneficios, subsidios etc.

Como ya lo han dicho varios, la inmigración es positiva, en la medida que sea regulada, como lo es en Canadá, Australia, Reino Unido, Suiza, Nueva Zelanda, y en todos los países desarrollados. Lo increíble de esta historia, es que los Boric, las Provoste y los Jadue, piensan que hay que abrir las puertas de par en par. Como ellos nunca han producido nada, no tienen conciencia de que los recursos deben venir de alguna parte y que debemos cuidar a Chile. Se hacen, los lindos ofreciendo lo que no hay.

La seguridad en nuestros barrios, en nuestras calles y carreteras, en el campo y en nuestras casas está amenazada severamente. Los promotores de la misericordia tienen programas de gobierno que no han funcionado en ninguna parte. Al escucharlos en los debates, es penoso constatar su ignorancia en la mayoría de los temas claves para el gobierno de un país. Ellos viven en Saturno, y lo más triste es que muchos incautos sucumben a su mensaje irresponsable. Inmigración ilegal, Araucanía secuestrada e inseguridad son los tres temas más graves en el Chile de hoy. Si a esto le sumamos el circo constituyente, Chile está en problemas.

Depende de cada uno de nosotros votar de manera responsable para tener un gobierno que quiera a Chile, a nuestra bandera, a nuestro pueblo mestizo, a nuestras tradiciones, a nuestra historia con sus héroes y batallas, a nuestras FFAA y Carabineros, a nuestro idioma español -respetando otras lenguas de uso minoritario-, a la familia como siempre lo fue, a nuestra fe cristiana y a nuestro territorio único e indivisible.

Para concluir, un llamado a las autoridades a impedir que más ilegales entren a Chile y eso se hace con medidas concretas en la frontera para desincentivar a los que piensan que llegar a Chile es arribar a la tierra prometida.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero, el lunes 4 de octubre de 2021.